Jordania 2017
Durante muchos años leí, estudié y aprendí sobre la cultura musulmana y nada tenía que ver con las noticias sensacionalistas que veía cada día en mi televisor. Debido a mi afán de conocer por mi mismo el mundo que me rodea decidí visitar países de tradición musulmana como Bosnia, Marruecos o Turquía, descubriendo unas tradiciones milenarias que me sorprendieron gratamente, por lo que el paso natural era ir a Oriente Medio para empaparme de dicha cultura en el origen mismo de sus tradiciones.
Para mi primera incursión en este territorio tan convulso decidí cruzar de sur a norte el lugar más pacifico de la zona, Jordania.
Por muchos lugares que hayas visto antes nada te preparada para Jordania, sus paisajes desérticos, sus mezquitas antiguas, su comida casera y sobre todo sus gentes. En muchos países me he sentido querido, he notado la sinceridad de la gente cuando hablaba conmigo, pero nunca encontré un pueblo tan orgulloso de sí mismo que regalase una sonrisa sincera a cada uno de sus invitados, nunca os olvidaré.
Sus monumentos milenarios, su deliciosa comida y la amabilidad de su gente hizo de mi periplo por oriente medio un viaje inolvidable.
Jordania es un país que mucha gente visita prácticamente para deambular y sorprenderse con Petra, pero que tiene muchos más alicientes para pasar unos días de ensueño.
Bañarse en las aguas del Mar Rojo, cruzar en jeep las arenas rojas del desierto de Wadi Rum o integrarse con la gente local en su increíble capital, son sólo algunas de las aventuras que os esperan en esta región con ganas de abrazar a cada turista que se atreve a recorrer sus tierras.
Estáis a punto de cruzar las puertas de una región ancestral donde la gente os mirará a los ojos, os regalará una sincera sonrisa y os gritará "welcome to Jordan".
Para mi primera incursión en este territorio tan convulso decidí cruzar de sur a norte el lugar más pacifico de la zona, Jordania.
Por muchos lugares que hayas visto antes nada te preparada para Jordania, sus paisajes desérticos, sus mezquitas antiguas, su comida casera y sobre todo sus gentes. En muchos países me he sentido querido, he notado la sinceridad de la gente cuando hablaba conmigo, pero nunca encontré un pueblo tan orgulloso de sí mismo que regalase una sonrisa sincera a cada uno de sus invitados, nunca os olvidaré.
Sus monumentos milenarios, su deliciosa comida y la amabilidad de su gente hizo de mi periplo por oriente medio un viaje inolvidable.
Jordania es un país que mucha gente visita prácticamente para deambular y sorprenderse con Petra, pero que tiene muchos más alicientes para pasar unos días de ensueño.
Bañarse en las aguas del Mar Rojo, cruzar en jeep las arenas rojas del desierto de Wadi Rum o integrarse con la gente local en su increíble capital, son sólo algunas de las aventuras que os esperan en esta región con ganas de abrazar a cada turista que se atreve a recorrer sus tierras.
Estáis a punto de cruzar las puertas de una región ancestral donde la gente os mirará a los ojos, os regalará una sincera sonrisa y os gritará "welcome to Jordan".
Ubicación
Itinerario
Consejos y advertencias
- Jordania es frontera con países como Israel, Egipto o Siria, los cuales no se encuentran en estos momentos en situaciones políticas muy positivas, sin embargo dentro del país toda la actividad se desarrolla con absoluta tranquilidad. Hoy en día cualquier movimiento entre países de esa zona puede provocar un cambio radical en la situación, pero en estos momentos viajar a Jordania es completamente seguro.
- Para entrar en Jordania los españoles no necesitamos realizar ningún trámite previo de visado, ya que podemos solicitarlo en el aeropuerto internacional de Aman. Dicho visado nos permite viajar por el país durante treinta días y con una sola entrada, por lo que si queremos pasar más días o queremos intentar cruzar a Israel deberemos tramitarlo antes de viajar al país.
- Es posible cruzar a Israel, pero los puestos fronterizos son escasos, con horarios muy restringidos y con pocas posibilidades de obtener visados en ellos. Si se va con una agencia privada los tramites pueden ser más fáciles, pero aún así el gobierno israelí es muy poco dado a conceder visados a turistas provenientes desde Jordania.
- Nosotros decidimos recorrer el país de sur a norte y la verdad es que es muy sencillo. Leímos sobre los autobuses de línea, sobre su impuntualidad, sus tiempos de espera y su dificultad para recorrer el país así, por lo que nos decantamos por la otra opción, usar taxis privados. Es una manera muy sencilla y nada cara de recorrer el país. En la sección de costes tienes puesto los precios de los taxis para ir a las zonas más turísticas y siendo dos o más los precios son muy buenos. Probamos diferentes taxis y todos los conductores fueron muy amables, pero hubo uno que usamos de Wadi Rum a Wadi Musa que después volvimos a contratar de Wadi Musa al Mar Muerto. Era un chaval joven, con un buen inglés y muy amable. Nos ayudo en todo momento y nos solucionó cualquier problema que nos iba surgiendo en ciertas zonas. Si queréis ir buscando los taxis en las ciudades que vais llegando es una gran opción, pero por si acaso os dejo el email y el teléfono (tiene WhatsApp) y podéis ir concertando con él si queréis saliros de las rutas más turísticas. Email: [email protected], Telefono: 00962 772 179970.
- Los hoteles en Jordania están muy bien y a un precio muy asequible. Quizás la zona del Mar Muerto sea la más cara, ya que los hoteles son resorts para disfrutar de los baños en el mar. Todas las reservas las hicimos con Booking.com y la experiencia como siempre fue perfecta.
- La visita del desierto de Wadi Rum fue quizás la experiencia más increíble del viaje, no sólo por los paisajes del desierto en si, sino por pasar un día entero con el pueblo beduino. Hay muchas compañías que ofertan dicha experiencia. Nosotros después de mucho buscar nos decantamos por Jordan Tracks. Tiene muchas posibilidades diferentes para pasar el día, nosotros elegimos "Discovery Day", que consistía en ir un rato a camello, visitar las zonas más turísticas con jeep y hacer una pequeña ruta de senderismo por un cañón. El trato fue excelente, el guía Abdul nos maravilló con sus anécdotas y su comida, el campamento era increíble y aunque por la noche hacía bastante frio con las mantas que nos dieron fue suficiente para pasar una noche agradable. También aconsejo pasar la noche en el desierto y no sólo el día, ya abrir la puerta de tu tienda y ver amanecer en el desierto puede ser uno de los momentos más mágicos del viaje.
- Para entrar en Jordania los españoles no necesitamos realizar ningún trámite previo de visado, ya que podemos solicitarlo en el aeropuerto internacional de Aman. Dicho visado nos permite viajar por el país durante treinta días y con una sola entrada, por lo que si queremos pasar más días o queremos intentar cruzar a Israel deberemos tramitarlo antes de viajar al país.
- Es posible cruzar a Israel, pero los puestos fronterizos son escasos, con horarios muy restringidos y con pocas posibilidades de obtener visados en ellos. Si se va con una agencia privada los tramites pueden ser más fáciles, pero aún así el gobierno israelí es muy poco dado a conceder visados a turistas provenientes desde Jordania.
- Nosotros decidimos recorrer el país de sur a norte y la verdad es que es muy sencillo. Leímos sobre los autobuses de línea, sobre su impuntualidad, sus tiempos de espera y su dificultad para recorrer el país así, por lo que nos decantamos por la otra opción, usar taxis privados. Es una manera muy sencilla y nada cara de recorrer el país. En la sección de costes tienes puesto los precios de los taxis para ir a las zonas más turísticas y siendo dos o más los precios son muy buenos. Probamos diferentes taxis y todos los conductores fueron muy amables, pero hubo uno que usamos de Wadi Rum a Wadi Musa que después volvimos a contratar de Wadi Musa al Mar Muerto. Era un chaval joven, con un buen inglés y muy amable. Nos ayudo en todo momento y nos solucionó cualquier problema que nos iba surgiendo en ciertas zonas. Si queréis ir buscando los taxis en las ciudades que vais llegando es una gran opción, pero por si acaso os dejo el email y el teléfono (tiene WhatsApp) y podéis ir concertando con él si queréis saliros de las rutas más turísticas. Email: [email protected], Telefono: 00962 772 179970.
- Los hoteles en Jordania están muy bien y a un precio muy asequible. Quizás la zona del Mar Muerto sea la más cara, ya que los hoteles son resorts para disfrutar de los baños en el mar. Todas las reservas las hicimos con Booking.com y la experiencia como siempre fue perfecta.
- La visita del desierto de Wadi Rum fue quizás la experiencia más increíble del viaje, no sólo por los paisajes del desierto en si, sino por pasar un día entero con el pueblo beduino. Hay muchas compañías que ofertan dicha experiencia. Nosotros después de mucho buscar nos decantamos por Jordan Tracks. Tiene muchas posibilidades diferentes para pasar el día, nosotros elegimos "Discovery Day", que consistía en ir un rato a camello, visitar las zonas más turísticas con jeep y hacer una pequeña ruta de senderismo por un cañón. El trato fue excelente, el guía Abdul nos maravilló con sus anécdotas y su comida, el campamento era increíble y aunque por la noche hacía bastante frio con las mantas que nos dieron fue suficiente para pasar una noche agradable. También aconsejo pasar la noche en el desierto y no sólo el día, ya abrir la puerta de tu tienda y ver amanecer en el desierto puede ser uno de los momentos más mágicos del viaje.
Costes
Aquí marco los costes que nosotros tuvimos durante el viaje, pero estos dependen mucho de los tipos de hoteles que elijáis. Nosotros no somos muy sibaritas por los que estuvimos en hoteles céntricos y en buenas condiciones, aunque no son ningún cinco estrellas.
Los precios están puestos por trayecto y después divididos por dos ya que eras dos personas que compartimos gastos.
La mayoría de los precios eran originariamente en dinares jordanos pero para facilitar este punto ese han puesto en euros. Tipo de cambio actual es 1 Dinar = 1,20 €
Aviones: 515,60 €
- Madrid - Amman: 454,60 € ( ida y vuelta )
- Amman - Aqaba: 61 €
Hoteles: Total por persona: 178,50 €
- Jordan Tower Hotel: 46 € habitación doble por una noche. 23 € por persona.
- Double Tree by Hilton Hotel: 69 € habitación doble por una noche. 34,50 € por persona.
- Peace Way Hotel: 52 € habitación doble por dos noches. 26 € por persona.
- Holiday Inn Resort Dead Sea: 155 € habitación doble por una noche. 77,50 € por persona.
- Gallery Guest House: 35 € habitación doble por una noche. 17,50 € por persona.
Excursiones: Total por persona: 335 €
- Desierto de Wadi Rum con Jordan : 95 € por persona.
- Petra by Night: 20 € por persona.
- Petra: 60 € por persona.
- Wadi Musa - Castillo de Karak - Mar Muerto: 120 € por viaje. Por persona 60 €
- Mar Muerto - Betania - Monte Nebo - Salt - Amman: 100 € por persona.
Taxis: Total por persona: 92,50 €
- Aeropuerto - Amman: 32 € por trayecto. 16 € por persona.
- Amman - Aeropuerto: 32 € por trayecto. 16 € por persona.
- Aqaba - Wadi Rum: 30 € por trayecto. 15 € por persona.
- Wadi Rum - Wadi Musa: 47 € por trayecto. 23,50 € por persona.
- Wadi Musa - Petra: 3,50 € por trayecto. 4 trayectos en total 14 €. 7€ por persona.
- Amman - Aeropuerto: 30 € por trayecto. 15 € por persona.
Visado: 47 €
Seguro de viaje: 19 €.
Restaurantes: 95,75 € por persona.
TOTAL COSTE DEL VIAJE POR PERSONA: 1.284 €
Hoteles
- Amman: Jordan Tower Hotel.
Directamente te diría que elijas cualquier otro hotel que se te ocurra. El otro al que fui en la capital es espectacular y puedes ir sin problemas, pero éste aparte de la ubicación céntrica no me gustó nada. El edificio está muy viejo, las camas son muy incomodas, el cuarto de baño no da gusto entrar. Y por el precio tampoco es ningún regalo ya que el otro hotel que te comento me costó más barato, por lo que no hay motivo para elegir éste. Yo fui recomendado por LonelyPlanet, pero la verdad es que dicha guía tenía más de diez años, por lo que quizás haya envejecido muy mal el hotel.
Booking.
Agoda.
Tripadvisor.
- Amman: Gallery Guest House.
Sin lugar a dudas fue una elección espectacular. Un hotel pequeño, nuevo, en el mismo centro de la ciudad y con unos empleados que desvivieron por hacer nuestra estancia perfecta. El precio es barato, el desayuno te lo sirven en la habitación y nos consiguieron el taxi más barato del viaje para ir al aeropuerto. Son este tipo de hoteles acogedores y pequeños los que realmente me enamoran en los viajes.
Booking.
Agoda.
Tripadvisor.
- Aqaba: Doble Tree Hilton Hotel.
El típico hotel de estilo europeo. Grande, con habitaciones muy bonitas y con una piscina en la primera planta para refrescarte en los meses de verano. El desayuno es el tipo bufet con cientos de cosas para comer y está ubicado en el mismo centro de la ciudad a escasos pasos de la playa y de la mezquita principal. Es una buena opción, aunque no es de precio muy barato.
Booking.
Agoda. (No existe)
Tripadvisor.
- Wadi Musa: Peace Way Hotel.
En la ciudad de Wadi Musa seguramente habrá más hoteles que casas, ya que todos los turistas que visitan Jordania se acercan aquí para visitar la antigua ciudad de Petra. Éste en concreto no está mal del todo, ya que estaba limpio, camas cómodas, cuarto de baño aceptable, pero ni nos dieron la habitaicón que habíamos reservado con booking, ni tenía wifi en las habitaciones. La verdad es que el par de cosas que le pedimos al recepcionista no nos las hizo y tengo que reconocer que seguramente habrá hoteles mejores. No es una mala opción, pero si encontráis algo con el mismo precio quizás valga la pena probarlo.
Booking.
Agoda.
Tripadvisor.
- Mar Muerto: Holiday Inn Resort Dead Sea.
En el mar muerto no hay ninguna ciudad cerca, todo está lleno de resorts con playas privadas para poder disfrutar de un día tranquilo, por lo que si pensáis gastaros un poco más de dinero en algún hotel que sea en esta parte del viaje. Éste en concreto estaba muy bien, tres piscinas, muchas zonas comunes para tomar algo, posibilidad de tomar alcohol, playa privada y un restaurante aceptable. Es un poco caro si lo comparas con el resto del país, pero tenía un precio aceptable si los comparábamos con los de la zona.
Booking.
Agoda.
Tripadvisor.
Directamente te diría que elijas cualquier otro hotel que se te ocurra. El otro al que fui en la capital es espectacular y puedes ir sin problemas, pero éste aparte de la ubicación céntrica no me gustó nada. El edificio está muy viejo, las camas son muy incomodas, el cuarto de baño no da gusto entrar. Y por el precio tampoco es ningún regalo ya que el otro hotel que te comento me costó más barato, por lo que no hay motivo para elegir éste. Yo fui recomendado por LonelyPlanet, pero la verdad es que dicha guía tenía más de diez años, por lo que quizás haya envejecido muy mal el hotel.
Booking.
Agoda.
Tripadvisor.
- Amman: Gallery Guest House.
Sin lugar a dudas fue una elección espectacular. Un hotel pequeño, nuevo, en el mismo centro de la ciudad y con unos empleados que desvivieron por hacer nuestra estancia perfecta. El precio es barato, el desayuno te lo sirven en la habitación y nos consiguieron el taxi más barato del viaje para ir al aeropuerto. Son este tipo de hoteles acogedores y pequeños los que realmente me enamoran en los viajes.
Booking.
Agoda.
Tripadvisor.
- Aqaba: Doble Tree Hilton Hotel.
El típico hotel de estilo europeo. Grande, con habitaciones muy bonitas y con una piscina en la primera planta para refrescarte en los meses de verano. El desayuno es el tipo bufet con cientos de cosas para comer y está ubicado en el mismo centro de la ciudad a escasos pasos de la playa y de la mezquita principal. Es una buena opción, aunque no es de precio muy barato.
Booking.
Agoda. (No existe)
Tripadvisor.
- Wadi Musa: Peace Way Hotel.
En la ciudad de Wadi Musa seguramente habrá más hoteles que casas, ya que todos los turistas que visitan Jordania se acercan aquí para visitar la antigua ciudad de Petra. Éste en concreto no está mal del todo, ya que estaba limpio, camas cómodas, cuarto de baño aceptable, pero ni nos dieron la habitaicón que habíamos reservado con booking, ni tenía wifi en las habitaciones. La verdad es que el par de cosas que le pedimos al recepcionista no nos las hizo y tengo que reconocer que seguramente habrá hoteles mejores. No es una mala opción, pero si encontráis algo con el mismo precio quizás valga la pena probarlo.
Booking.
Agoda.
Tripadvisor.
- Mar Muerto: Holiday Inn Resort Dead Sea.
En el mar muerto no hay ninguna ciudad cerca, todo está lleno de resorts con playas privadas para poder disfrutar de un día tranquilo, por lo que si pensáis gastaros un poco más de dinero en algún hotel que sea en esta parte del viaje. Éste en concreto estaba muy bien, tres piscinas, muchas zonas comunes para tomar algo, posibilidad de tomar alcohol, playa privada y un restaurante aceptable. Es un poco caro si lo comparas con el resto del país, pero tenía un precio aceptable si los comparábamos con los de la zona.
Booking.
Agoda.
Tripadvisor.
Restaurantes
- Amman: Hasehm.
Se dice que no se ha probado falafel jordano hasta que no se come en este restaurante. Está ubicado en el mismo centro de la capital y lo mejor de todo es que no hace falta que pidas nada, ellos te ponen unos platos típico para que sabores la gastronomía local. Un lugar para rodearte de gente del país y saborear unos platos delicioso. El precio es realmente ridículo, porque nos cobraron seis dinares por comer dos persona.
Tripadvisor.
- Amman: Jafra.
Habíamos leído mucho sobre este restaurante también ubicado en el mismo centro de la ciudad y la verdad es que fue fabuloso. Nos pedimos un plato de cordero y uno de humus que estaba para repetir. El ambiente mezcla de algún turista y sobre todo gente local le daba un aire realmente agradable. Sin lugar a dudas yo no me lo perdería si vais a ir por el centro.
Tripadvisor.
- Amman: Sufra Restaurant.
Ubicado en la famosa calle de Rainbow Street estaba prácticamente lleno de occidentales. La comida no estuvo mal y esta muy bien decorado, pero la verdad es que daba más la impresión de que estábamos en un restaurante francés que metidos en un país de Oriente Medio. Creo que ir a algún restaurante local y con comida más típica es una mejor opción. El precio tampoco fue desorbitado, pero es cierto que la zona de Rainbow Street es la más "pija" y cara de la ciudad.
Tripadvisor.
- Amman: Fatatri.
Entramos aquí porque lo recomendaba tripadvisor y la verdad es que es el típico bar de zona de fiesta donde tomas algo cuando estas con amigos. Es un poco comida rápida pero la verdad es que nos prepararon como si fuese una pizza pero estilo jordano y no estaba nada mal. Si estáis por la zona y os apetece algo rápido esta bien, pero no os esperéis ninguna especialidad de la zona.
Tripadvisor.
- Aqaba: Syrian Palace Restaurant.
Cerca de la playa y justo detrás de la mezquita de la ciudad se encuentra este increíble restaurante que no sólo tiene una buena comida local, sino que también tiene una segunda planta donde disfrutar de las vistas de la mezquita. Un buen arroz con cordero y un plato de muttabal hicieron las delicias de nuestros paladares. Sin lugar a dudas un restaurante al que ir cuando se está en el mar rojo.
Tripadvisor.
- Aqaba: Papaya Restaurant and Café.
Ubicado en la zona donde se encuentran la mayoría de los hoteles y restaurantes, ofrece una carta de comidas variada y sabrosa. Nosotros pedimos una Kofta de cordero y estaba realmente deliciosa, acompañado de un tradicional hummus y mucho pan casero. Tiene también una bonita terraza donde cenar mirando a la calle principal y disfrutar del devenir de la gente. Una gran opción en Aqaba.
Tripadvisor.
- Wadi Musa: Al-Wadi Restaruant.
Estamos ante el mejor restaurante de la ciudad. Comida deliciosa, trato amable, lugar muy bonito y un precio perfecto. Debido a que todos los que estamos en esta ciudad somos turistas con la intención de visitar Petra, los único comensales del lugar éramos extranjeros, pero hay que reconocer que hace un cordero simplemente único.
Tripadvisor.
- Wadi Musa: Cave Bar.
Este restaurante se tiene que visitar, se puede cenar o simplemente se puede ir a tomar una copa. Esta ubicado en la misma entrada a la ciudad de Petra, pero lo más sorprendente es que se encuentra construido sobre una cueva autentica de la ciudad de Petra. Nosotros tomamos unos platos de hummus el día que terminamos de visitar Petra y la verdad es que reventados de andar nos sentimos como si hubiésemos encontrado un oasis. Eso sí, el precio es para turistas.
Tripadvisor.
- Wadi Musa: Al-Arabi.
En la misma zona centro de la ciudad se encuentra este restaurante donde sirven comida jordana y kebabs. No estuvo mal, pero tampoco puedo decir que fuese ninguna maravilla. Me pareció que los kebabs estaban un poco secos y el hummus no fue ninguna cosa del otro mundo. Puede ser una opción si pasáis más de un día en la ciudad.
Tripadvisor.
Se dice que no se ha probado falafel jordano hasta que no se come en este restaurante. Está ubicado en el mismo centro de la capital y lo mejor de todo es que no hace falta que pidas nada, ellos te ponen unos platos típico para que sabores la gastronomía local. Un lugar para rodearte de gente del país y saborear unos platos delicioso. El precio es realmente ridículo, porque nos cobraron seis dinares por comer dos persona.
Tripadvisor.
- Amman: Jafra.
Habíamos leído mucho sobre este restaurante también ubicado en el mismo centro de la ciudad y la verdad es que fue fabuloso. Nos pedimos un plato de cordero y uno de humus que estaba para repetir. El ambiente mezcla de algún turista y sobre todo gente local le daba un aire realmente agradable. Sin lugar a dudas yo no me lo perdería si vais a ir por el centro.
Tripadvisor.
- Amman: Sufra Restaurant.
Ubicado en la famosa calle de Rainbow Street estaba prácticamente lleno de occidentales. La comida no estuvo mal y esta muy bien decorado, pero la verdad es que daba más la impresión de que estábamos en un restaurante francés que metidos en un país de Oriente Medio. Creo que ir a algún restaurante local y con comida más típica es una mejor opción. El precio tampoco fue desorbitado, pero es cierto que la zona de Rainbow Street es la más "pija" y cara de la ciudad.
Tripadvisor.
- Amman: Fatatri.
Entramos aquí porque lo recomendaba tripadvisor y la verdad es que es el típico bar de zona de fiesta donde tomas algo cuando estas con amigos. Es un poco comida rápida pero la verdad es que nos prepararon como si fuese una pizza pero estilo jordano y no estaba nada mal. Si estáis por la zona y os apetece algo rápido esta bien, pero no os esperéis ninguna especialidad de la zona.
Tripadvisor.
- Aqaba: Syrian Palace Restaurant.
Cerca de la playa y justo detrás de la mezquita de la ciudad se encuentra este increíble restaurante que no sólo tiene una buena comida local, sino que también tiene una segunda planta donde disfrutar de las vistas de la mezquita. Un buen arroz con cordero y un plato de muttabal hicieron las delicias de nuestros paladares. Sin lugar a dudas un restaurante al que ir cuando se está en el mar rojo.
Tripadvisor.
- Aqaba: Papaya Restaurant and Café.
Ubicado en la zona donde se encuentran la mayoría de los hoteles y restaurantes, ofrece una carta de comidas variada y sabrosa. Nosotros pedimos una Kofta de cordero y estaba realmente deliciosa, acompañado de un tradicional hummus y mucho pan casero. Tiene también una bonita terraza donde cenar mirando a la calle principal y disfrutar del devenir de la gente. Una gran opción en Aqaba.
Tripadvisor.
- Wadi Musa: Al-Wadi Restaruant.
Estamos ante el mejor restaurante de la ciudad. Comida deliciosa, trato amable, lugar muy bonito y un precio perfecto. Debido a que todos los que estamos en esta ciudad somos turistas con la intención de visitar Petra, los único comensales del lugar éramos extranjeros, pero hay que reconocer que hace un cordero simplemente único.
Tripadvisor.
- Wadi Musa: Cave Bar.
Este restaurante se tiene que visitar, se puede cenar o simplemente se puede ir a tomar una copa. Esta ubicado en la misma entrada a la ciudad de Petra, pero lo más sorprendente es que se encuentra construido sobre una cueva autentica de la ciudad de Petra. Nosotros tomamos unos platos de hummus el día que terminamos de visitar Petra y la verdad es que reventados de andar nos sentimos como si hubiésemos encontrado un oasis. Eso sí, el precio es para turistas.
Tripadvisor.
- Wadi Musa: Al-Arabi.
En la misma zona centro de la ciudad se encuentra este restaurante donde sirven comida jordana y kebabs. No estuvo mal, pero tampoco puedo decir que fuese ninguna maravilla. Me pareció que los kebabs estaban un poco secos y el hummus no fue ninguna cosa del otro mundo. Puede ser una opción si pasáis más de un día en la ciudad.
Tripadvisor.
Día 1
Madrid - Amman
Nuestro avión salía sobre las ocho de la mañana de Madrid y previa parada en Frankfurt deberíamos llegar a la capital del país a eso de las siete hora local. Entre nuestro país y Jordania hay una diferencia de una hora, por lo que cuando en Amman eran las diez de la noche en España eran aún las nueve.
Debido a que íbamos a llegar tan tarde, teníamos que hacer el tramite del visado y al día siguiente teníamos que madrugar mucho decidimos contratar con el hotel el traslado del aeropuerto al centro de la ciudad. Esto nos evitaría perder más tiempo y sobre todo porque habíamos leído que a esas horas no suelen haber autobuses para hacer ese trayecto.
El trámite del visado es el más rápido que he visto nunca, no hay que rellenar nada ni hacer colas, basta con pasar por el puesto típico con la policía del país y ellos se encargan de rellenar todo, hacerte una foto y ponerte el típico sello, pera que puedas deambular por su país durante los siguientes treinta día.
El hotel elegido fue el Jordan Tower y como ya he explicado más arriba no fue un acierto, aunque céntrico, yo elegiría cualquier otra opción que se te ocurriese.
Como tampoco teníamos mucho tiempo, pero sí estábamos hambrientos, decidimos ir directamente a cenar al famoso restaurante Hashem. Nada mas sentarnos con nuestra cara de turistas nos comentó si queríamos lo que todo el mundo pide, nosotros cansados del viaje aceptamos encantados. Se ve que casi todo el mundo que va pide lo mismo, por lo que tienen como un menú para degustar la comida jordana. Un plato de hummus, otro de yogur con verduras y una buena ración de falafel hicieron las delicias de unos estómagos dispuestos a disfrutar con los manjares jordanos. Todo por supuesto regado con el típico té de la ciudad donde hay veces que te encuentras más azúcar que té. Sin lugar a dudas es un buen comienzo ya que puedes estar en las mesas de la terraza viendo pasar a la gente mientras te vas haciendo a la idea de que estás en Oriente Medio. Las personas de la mesa de al lado nos saludaron y nos dedicaron una gran sonrisa, era el principio de la increíble amabilidad que nos tenía reservado este sorprendente país.
Una vez saciado nuestro apetito decidimos dar una vuelta por el barrio antiguo de Al Balad. Toda esta zona está llena de tiendas divididas por gremios, de tal manera que te puedes encontrar las tiendas de las especias, la de las frutas, la ropa... y así calles y calles llenas de bazares. A diferencia de lo que se puede pensar la mayoría permanecen abiertas hasta altas horas de la noche dándole una agradable vida nocturna a la capital de la del país.
Deambulando por las calles llegamos hasta la Mezquita Al-Husseini. Se encuentra ubicada en una pequeña replaceta donde se puede ver a la gente entrar y salir a la hora de la oración. En Jordania son muy hospitalarios en las mezquitas, aunque en algunas como ésta no se nos permite entrar, ya que están reservadas exclusivamente al rezo.
Antes de irnos a dormir y dar por finalizada nuestra primera incursión a la capital de país nos acercamos al Anfiteatro Romano que se encuentra completamente iluminado por la noche y donde los ciudadanos de la capital lo usan como plaza publica para pasear, charlar o ir de visita con sus parejas.
Entre el cansancio acumulado del madrugón del viaje y sabiendo que al día siguiente nos tendríamos que levantar sobre las tres de la mañana, decidimos dar por concluido nuestro primer día en un país que nos había recibido con los brazos abiertos y con una sonrisa en la cara de sus gentes.
Nuestro avión salía sobre las ocho de la mañana de Madrid y previa parada en Frankfurt deberíamos llegar a la capital del país a eso de las siete hora local. Entre nuestro país y Jordania hay una diferencia de una hora, por lo que cuando en Amman eran las diez de la noche en España eran aún las nueve.
Debido a que íbamos a llegar tan tarde, teníamos que hacer el tramite del visado y al día siguiente teníamos que madrugar mucho decidimos contratar con el hotel el traslado del aeropuerto al centro de la ciudad. Esto nos evitaría perder más tiempo y sobre todo porque habíamos leído que a esas horas no suelen haber autobuses para hacer ese trayecto.
El trámite del visado es el más rápido que he visto nunca, no hay que rellenar nada ni hacer colas, basta con pasar por el puesto típico con la policía del país y ellos se encargan de rellenar todo, hacerte una foto y ponerte el típico sello, pera que puedas deambular por su país durante los siguientes treinta día.
El hotel elegido fue el Jordan Tower y como ya he explicado más arriba no fue un acierto, aunque céntrico, yo elegiría cualquier otra opción que se te ocurriese.
Como tampoco teníamos mucho tiempo, pero sí estábamos hambrientos, decidimos ir directamente a cenar al famoso restaurante Hashem. Nada mas sentarnos con nuestra cara de turistas nos comentó si queríamos lo que todo el mundo pide, nosotros cansados del viaje aceptamos encantados. Se ve que casi todo el mundo que va pide lo mismo, por lo que tienen como un menú para degustar la comida jordana. Un plato de hummus, otro de yogur con verduras y una buena ración de falafel hicieron las delicias de unos estómagos dispuestos a disfrutar con los manjares jordanos. Todo por supuesto regado con el típico té de la ciudad donde hay veces que te encuentras más azúcar que té. Sin lugar a dudas es un buen comienzo ya que puedes estar en las mesas de la terraza viendo pasar a la gente mientras te vas haciendo a la idea de que estás en Oriente Medio. Las personas de la mesa de al lado nos saludaron y nos dedicaron una gran sonrisa, era el principio de la increíble amabilidad que nos tenía reservado este sorprendente país.
Una vez saciado nuestro apetito decidimos dar una vuelta por el barrio antiguo de Al Balad. Toda esta zona está llena de tiendas divididas por gremios, de tal manera que te puedes encontrar las tiendas de las especias, la de las frutas, la ropa... y así calles y calles llenas de bazares. A diferencia de lo que se puede pensar la mayoría permanecen abiertas hasta altas horas de la noche dándole una agradable vida nocturna a la capital de la del país.
Deambulando por las calles llegamos hasta la Mezquita Al-Husseini. Se encuentra ubicada en una pequeña replaceta donde se puede ver a la gente entrar y salir a la hora de la oración. En Jordania son muy hospitalarios en las mezquitas, aunque en algunas como ésta no se nos permite entrar, ya que están reservadas exclusivamente al rezo.
Antes de irnos a dormir y dar por finalizada nuestra primera incursión a la capital de país nos acercamos al Anfiteatro Romano que se encuentra completamente iluminado por la noche y donde los ciudadanos de la capital lo usan como plaza publica para pasear, charlar o ir de visita con sus parejas.
Entre el cansancio acumulado del madrugón del viaje y sabiendo que al día siguiente nos tendríamos que levantar sobre las tres de la mañana, decidimos dar por concluido nuestro primer día en un país que nos había recibido con los brazos abiertos y con una sonrisa en la cara de sus gentes.
Día 2
Amman - Aqaba
Después de una bonita primera noche teníamos que madrugar, ya que habíamos contratado un avión desde la capital del país hacía Aqaba y salía a las seis de la mañana. Este viaje lo hicimos con la compañía local Royal Jordania y como siempre en Asia sus aviones fueron perfectos, amplios, televisión en cada asiento, desayuno y trato exquisito, cuanto tienen que aprender las compañías europeas que se encuentran a años luz desfasadas comparadas con cualquier compañía del continente asiático.
Una vez en el aeropuerto de Aqaba habíamos quedado con nuestro hotel, Double Tree By Hilton Hotel, que pasasen a recogernos, ya que no hay autobuses de línea desde el aeropuerto a la ciudad. La primera idea había sido ir a bañarnos en el Mar Rojo, pero cuando llegamos el tiempo no era demasiado cálido, así que decidimos dar una vuelta por la ciudad para ver si el tiempo mejoraba.
Hay que reconocer que este lugar sólo se usa para dos cosas, la primera para probar las aguas cristalinas y llenas de coral del Mar Rojo y la segunda para poder llegar al desierto de Wadi Rum, porque tampoco hay nada más para hacer. Como estábamos haciendo tiempo decidimos ir a visitar la mezquita principal, Sharif Hussein Bin Ali. Es una de los pocos lugares sagrados que se pueden visitar en Jordania, pero su amabilidad y sus ganas de mostrar su cultura al resto del mundo nos enamoraron. Una vez dentro se nos comentó que iba a empezar la llamada a la oración y éramos invitados a presenciarla si queríamos, pero por respeto decidimos salirnos al patio y escuchar como el muecín hacía su particular rezo para avisar a los musulmanes que llega el momento de oración. Escuchar el retumbar de su voz, ver como la gente empezaba a llegar a la mezquita y darnos cuenta de que nos encontrábamos en Oriente Medio, hizo que disfrutásemos de uno de esos momentos que no se borran de la memoria.
Debido a que el tiempo no mejoraba y que las playas más bonitas estaban tan al sur que necesitamos medio de transporte decidimos deambular por las playas del centro y ver como la gente hacía vida en ellas. Al igual que en nuestra cultura la población de la ciudad se acerca a las playas a pasar el día, con comida y niños, pasando los días festivos de la mejor manera posibles. Hay que reconocer que debido a que vivimos en una zona costera, estás imágenes tampoco tenían mayor atractivo para nosotros, por lo que decidimos ir a llenar nuestro estomago con comida local y el restaurante elegido fue el famoso Syrian Palace Restaurant. Frente a la mezquita nos encontramos este restaurante local que recomiendan en todas la guías, tengo que reconocer que las vistas son muy buenas, el trato amable, pero la comida no fue la mejor de nuestro viaje.
El resto del día no había mucho para hacer por lo que nos dedicamos a dormir una buena siesta, deambular por la zona del centro y tomar un té en alguno de los restaurantes cerca de los hoteles. Para finalizar nuestro día decidimos cenar en otro restaurante de la zona, Papaya Restaurante and Cafe . Sin lugar a dudas fue mucho mejor que el anterior y el plato de cordero, llamado Kafta, estaba realmente delicioso, uno de los mejores del viajes.
Decidimos irnos al hotel a dormir, ya que al día siguiente nos esperaba nuestra aventura en el desierto de Wadi Rum.
Después de una bonita primera noche teníamos que madrugar, ya que habíamos contratado un avión desde la capital del país hacía Aqaba y salía a las seis de la mañana. Este viaje lo hicimos con la compañía local Royal Jordania y como siempre en Asia sus aviones fueron perfectos, amplios, televisión en cada asiento, desayuno y trato exquisito, cuanto tienen que aprender las compañías europeas que se encuentran a años luz desfasadas comparadas con cualquier compañía del continente asiático.
Una vez en el aeropuerto de Aqaba habíamos quedado con nuestro hotel, Double Tree By Hilton Hotel, que pasasen a recogernos, ya que no hay autobuses de línea desde el aeropuerto a la ciudad. La primera idea había sido ir a bañarnos en el Mar Rojo, pero cuando llegamos el tiempo no era demasiado cálido, así que decidimos dar una vuelta por la ciudad para ver si el tiempo mejoraba.
Hay que reconocer que este lugar sólo se usa para dos cosas, la primera para probar las aguas cristalinas y llenas de coral del Mar Rojo y la segunda para poder llegar al desierto de Wadi Rum, porque tampoco hay nada más para hacer. Como estábamos haciendo tiempo decidimos ir a visitar la mezquita principal, Sharif Hussein Bin Ali. Es una de los pocos lugares sagrados que se pueden visitar en Jordania, pero su amabilidad y sus ganas de mostrar su cultura al resto del mundo nos enamoraron. Una vez dentro se nos comentó que iba a empezar la llamada a la oración y éramos invitados a presenciarla si queríamos, pero por respeto decidimos salirnos al patio y escuchar como el muecín hacía su particular rezo para avisar a los musulmanes que llega el momento de oración. Escuchar el retumbar de su voz, ver como la gente empezaba a llegar a la mezquita y darnos cuenta de que nos encontrábamos en Oriente Medio, hizo que disfrutásemos de uno de esos momentos que no se borran de la memoria.
Debido a que el tiempo no mejoraba y que las playas más bonitas estaban tan al sur que necesitamos medio de transporte decidimos deambular por las playas del centro y ver como la gente hacía vida en ellas. Al igual que en nuestra cultura la población de la ciudad se acerca a las playas a pasar el día, con comida y niños, pasando los días festivos de la mejor manera posibles. Hay que reconocer que debido a que vivimos en una zona costera, estás imágenes tampoco tenían mayor atractivo para nosotros, por lo que decidimos ir a llenar nuestro estomago con comida local y el restaurante elegido fue el famoso Syrian Palace Restaurant. Frente a la mezquita nos encontramos este restaurante local que recomiendan en todas la guías, tengo que reconocer que las vistas son muy buenas, el trato amable, pero la comida no fue la mejor de nuestro viaje.
El resto del día no había mucho para hacer por lo que nos dedicamos a dormir una buena siesta, deambular por la zona del centro y tomar un té en alguno de los restaurantes cerca de los hoteles. Para finalizar nuestro día decidimos cenar en otro restaurante de la zona, Papaya Restaurante and Cafe . Sin lugar a dudas fue mucho mejor que el anterior y el plato de cordero, llamado Kafta, estaba realmente delicioso, uno de los mejores del viajes.
Decidimos irnos al hotel a dormir, ya que al día siguiente nos esperaba nuestra aventura en el desierto de Wadi Rum.
Día 3
Aqaba - Wadi Rum
Había tres días señalados en rojo en nuestro calendario del viaje, y hoy nos teníamos que enfrentar al primero de ellos. Todo el mundo nos había dicho que debíamos pasar un día y una noche en el desierto arábigo de Wadi Rum y tengo que reconocer que tenías mis dudas, ya que hace años estuve en el desierto del Sahara y pensé que sería más o menos lo mismo, pero cuan equivocado estaba.
Lo primero que tienes que hacer es decidir con que agencia vas a pasar el día, en internet hay decenas de ellas y la mayoría están publicadas en TripAdvisor, por lo que después de leer unas cuentas criticas puedes hacerte una idea por ti mismo de cual es la que mejor se aproxima a las aventuras que quieres tener en el desierto. Nosotros después de mirar muchas, comparar y leer críticas nos decantamos por Jordan Tracks. La experiencia fue inmejorable, el guía que nos asignaron fue Abdul, un chaval joven con unas ganas de trabajar infinitas que hico de nuestro día en el desierto un recuerdo imborrable.
Nosotros elegimos el "Discovery Day", que básicamente constaba un poco de todo, es decir, un pequeño trayecto a camello, un trecking en un cañón y recorrer el desierto en un todoterreno. Digamos que era pasar un día lo más divertido y variado posible.
Como teníamos que llegar desde Aqaba la propia agencia se encargo de contratar un taxi que nos recogiese en el hotel y nos llevase directamente al pueblo beduino de Wadi Rum. Una vez en la agencia, que no es más que una pequeña casa marrón, nos ofrecieron un té y nos dijeron que nos relajáramos, ya que los beduinos viven sin prisa y sin estrés, por lo que cogimos nuestro té, nos sentamos en dos pequeñas sillas y nos dispusimos a dejarnos llevar por el pueblo del desierto.
Al final de las casas beduinas nos estaban esperando dos camellos para entrar con ellos al desierto, como si de Lawrence de Arabia se tratase cruzamos el poblado a lomos de esos tranquilos animales y nos dispusimos a disfrutar del maravilloso paisaje que se encontraba frente a nosotros. Durante media hora estuvimos recorriendo las arenas comandados por un beduino que hacía lo imposible para que el camello de su derecha no se comise el almuerzo de esa mañana, hasta que llegamos a una enorme duna, donde el jefe de camellos nos dejó a cargo de Abdul, nuestro joven guía que se haría cargo de nosotros durante todo el día. Lo primero que hizo fue decirnos que nos dejaba tiempo para subir a esa imponente duna y poder divisar el majestuoso lugar en el que nos encontrábamos.
Una vez nos hubimos recuperado del maravilloso espectáculo y del esfuerzo de escalar la duna volvimos a bajar y nos metimos en un todo terreno tan destartalado que para arrancarlo no había llave, nuestro joven beduino hacía un puente con los cables cada vez que quería arrancar o parar el coche. Ahora ya estábamos preparados para recorrer el desierto.
Nuestra primera parada fue el Siq Khazali, un espectacular y estrecho desfiladero que se puede recorrer a pie y donde os quedareis maravillados por la belleza del lugar y por los grabados de las rocas. No es muy largo ya que llega un momento que es imposible continuar, pero los pocos metros que se recorren son suficientes para hacerse una idea del lugar.
Nuevamente en el coche Abdul puso música de su país y estuvimos riendo y hablando sobre su casa, el gran desierto de Wadi Rum. Mientras no dejábamos de asombrarnos por cada cosa que veíamos nuestro guía estaba buscando un bonito lugar para comer. El elegido fue detrás de una pequeña montaña, con unas vistas a toda la llanura del desierto y sin rastro de ningún ser humano en kilómetros a la redonda. Sacó tres platos de metal, una olla negra del uso y unas verduras. Después de limpiar los platos con una garrafa de agua se dispuso a cortar las verduras, preparar el fuego y prepararnos una comida exquisita. Sentados en una alfombra, en medio de un desierto, sin mayor compañía que un beduino y disfrutando de unas verduras cocinas a fuego lento uno se da cuenta de lo poco que se necesita para disfrutar de un momento único. Respirar ese aroma a aventura, una compañía inmejorable y sobre todo un silencio completo. Porque hay que reconocer que una de las maravillas de lugares como estos son el profundo y maravilloso silencio, que te recorre todo el cuerpo y donde puedes disfrutar de cada segundo, sin ruidos, móviles, prisas o estímulos externos. Este creo que es uno de los motivos que todos los beduinos que conocimos eran un remanso de paz y alegría, como dicen ellos, la palabra estrés no tiene traducción en su lenguaje.
Había tres días señalados en rojo en nuestro calendario del viaje, y hoy nos teníamos que enfrentar al primero de ellos. Todo el mundo nos había dicho que debíamos pasar un día y una noche en el desierto arábigo de Wadi Rum y tengo que reconocer que tenías mis dudas, ya que hace años estuve en el desierto del Sahara y pensé que sería más o menos lo mismo, pero cuan equivocado estaba.
Lo primero que tienes que hacer es decidir con que agencia vas a pasar el día, en internet hay decenas de ellas y la mayoría están publicadas en TripAdvisor, por lo que después de leer unas cuentas criticas puedes hacerte una idea por ti mismo de cual es la que mejor se aproxima a las aventuras que quieres tener en el desierto. Nosotros después de mirar muchas, comparar y leer críticas nos decantamos por Jordan Tracks. La experiencia fue inmejorable, el guía que nos asignaron fue Abdul, un chaval joven con unas ganas de trabajar infinitas que hico de nuestro día en el desierto un recuerdo imborrable.
Nosotros elegimos el "Discovery Day", que básicamente constaba un poco de todo, es decir, un pequeño trayecto a camello, un trecking en un cañón y recorrer el desierto en un todoterreno. Digamos que era pasar un día lo más divertido y variado posible.
Como teníamos que llegar desde Aqaba la propia agencia se encargo de contratar un taxi que nos recogiese en el hotel y nos llevase directamente al pueblo beduino de Wadi Rum. Una vez en la agencia, que no es más que una pequeña casa marrón, nos ofrecieron un té y nos dijeron que nos relajáramos, ya que los beduinos viven sin prisa y sin estrés, por lo que cogimos nuestro té, nos sentamos en dos pequeñas sillas y nos dispusimos a dejarnos llevar por el pueblo del desierto.
Al final de las casas beduinas nos estaban esperando dos camellos para entrar con ellos al desierto, como si de Lawrence de Arabia se tratase cruzamos el poblado a lomos de esos tranquilos animales y nos dispusimos a disfrutar del maravilloso paisaje que se encontraba frente a nosotros. Durante media hora estuvimos recorriendo las arenas comandados por un beduino que hacía lo imposible para que el camello de su derecha no se comise el almuerzo de esa mañana, hasta que llegamos a una enorme duna, donde el jefe de camellos nos dejó a cargo de Abdul, nuestro joven guía que se haría cargo de nosotros durante todo el día. Lo primero que hizo fue decirnos que nos dejaba tiempo para subir a esa imponente duna y poder divisar el majestuoso lugar en el que nos encontrábamos.
Una vez nos hubimos recuperado del maravilloso espectáculo y del esfuerzo de escalar la duna volvimos a bajar y nos metimos en un todo terreno tan destartalado que para arrancarlo no había llave, nuestro joven beduino hacía un puente con los cables cada vez que quería arrancar o parar el coche. Ahora ya estábamos preparados para recorrer el desierto.
Nuestra primera parada fue el Siq Khazali, un espectacular y estrecho desfiladero que se puede recorrer a pie y donde os quedareis maravillados por la belleza del lugar y por los grabados de las rocas. No es muy largo ya que llega un momento que es imposible continuar, pero los pocos metros que se recorren son suficientes para hacerse una idea del lugar.
Nuevamente en el coche Abdul puso música de su país y estuvimos riendo y hablando sobre su casa, el gran desierto de Wadi Rum. Mientras no dejábamos de asombrarnos por cada cosa que veíamos nuestro guía estaba buscando un bonito lugar para comer. El elegido fue detrás de una pequeña montaña, con unas vistas a toda la llanura del desierto y sin rastro de ningún ser humano en kilómetros a la redonda. Sacó tres platos de metal, una olla negra del uso y unas verduras. Después de limpiar los platos con una garrafa de agua se dispuso a cortar las verduras, preparar el fuego y prepararnos una comida exquisita. Sentados en una alfombra, en medio de un desierto, sin mayor compañía que un beduino y disfrutando de unas verduras cocinas a fuego lento uno se da cuenta de lo poco que se necesita para disfrutar de un momento único. Respirar ese aroma a aventura, una compañía inmejorable y sobre todo un silencio completo. Porque hay que reconocer que una de las maravillas de lugares como estos son el profundo y maravilloso silencio, que te recorre todo el cuerpo y donde puedes disfrutar de cada segundo, sin ruidos, móviles, prisas o estímulos externos. Este creo que es uno de los motivos que todos los beduinos que conocimos eran un remanso de paz y alegría, como dicen ellos, la palabra estrés no tiene traducción en su lenguaje.
Con nuestros estómagos llenos subimos nuevamente al coche para ir a la otra parte de la reserva del desierto y adentrarnos a pie en un enorme y espectacular cañón. La parte del trekking constó en dejarnos en una de las partes de entrada del siq y cruzar todo el desfiladero solos, mientras al otro lado nos estaba esperando nuestro amigo. Deambular por ese lugar con apenas unas tres o cuatro personas más es una experiencia única, verte rodeado de enormes montañas, mientras tus pies se van hundiendo en una arena roja y fina. Subimos pequeñas dunas, cruzamos un par de zonas estrechas y tuvimos que trepar con las manos por zonas creadas por el antiguo paso del agua. Finalmente llegas a la otra boca del cañón y te das cuenta de que estás junto a montañas de arena roja que cubren todo el horizonte.
Para terminar nuestro tour, nos quedaba visitar el famoso puente de roca gigante, que ha salido en muchas películas, como la amenaza fantasma. Para subir hay que trepar por unas hendiduras que se encuentran excavadas en la propia hasta la parte más alta de la colina de roca, desde allí hay que pasar por un pequeño puente de roca donde sólo cabe un pie y con mucho cuidado llegas a la parte central del puente gigante. Desde aquí puedes ver a todos los turistas haciendo fotos hacía arriba a sus amigos que como tú han ascendido ese impresionante lugar para inmortalizarlo. No os olvidéis que hay que bajar, y sin lugar a dudas es la parte más peliaguda, sobre todo si tienes algo de vértigo.
Después de pasar todo el día recorriendo lugares inimaginables con nuestro amigo tocada el momento de ir a nuestro campamento para descansar, cenar y dormir en una maravillosa jaima beduina. El campamento estaba ubicado junto a una gigantesca montaña que servía sobre todo para aislarnos del posible viento que pudiese venir por la noche, ya que como nos explicaron el tiempo es impredecible y aunque en esa época del año no se esperaban tormentas de arena, más valía estar preparados. El campamento constaba de una tienda grande donde uno podía sentarse junto al fuego, una zona abierta que serviría para la época de verano y las jaimas de los turistas. Una vez dejado las mochilas en nuestra jaima nos fuimos directamente a la tienda principal donde habían otros cuatro chicos franceses que habían pasado el día con otro guía de la compañía. No eran muy abiertos por lo que no pudimos intimar mucho con ellos mientras esperábamos nuestra cena. En este caso consistía en una comida cocinada al estilo beduino, se hace un agujero en el desierto, se llena con cenizas ardiendo y se coloca dentro parillas con verduras y carne, a las dos horas todo el calor generado por las cenizas y el desierto consigue cocinar todo con un sabor único. La mayoría de veces se suele cocinar con cordero, sin embargo esta vez nos había tocado comerlo con pollo. La realidad es que estaba realmente delicioso y todos fueron increíblemente simpáticos y abiertos con nosotros. Lo mejor de la noche quedaba por venir, una vez cenado nosotros estábamos tranquilamente sentados disfrutando del momento hasta que nuestro amigo guía vino junto a nosotros y se puso a contarnos cosas de su vida, de como era cada día en el desierto y como no entendía decenas de cosas que los occidentales hacíamos para ganarnos la vida. No pudimos explicarle porque trabajamos tantas horas, ni porque vivimos con estrés, ni mucho menos que la finalidad de la mayoría de la gente es acumular dinero en el banco, nada tenía sentido para él, su familia y las dunas de su tierra eran lo único por lo que tenía sentido vivir. Estos momentos, estos ratitos son la verdadera razón de mis viajes, conocer gente completamente distinta a mí, saber de sus vidas y aprender que mi mundo no es perfecto, sino uno de los tantos mundo que se encuentran en este planeta. Los beduinos, los bereberes, los sherpas.... son pueblos completamente alejados por la distancia, sin embargo tienen una forma de entender la vida muy parecida, son gente llena de alegría, esperanzas y ganas de vivir.
Finalmente decidimos irnos a dormir y nos dimos cuenta en el paseo que hay desde la tienda principal a nuestra jaima que hacía un frío espectacular y aunque había luna llena se podía ver un bonito cielo y sobre todo se podía disfrutar de un silencio profundo y embriagador.
Para terminar nuestro tour, nos quedaba visitar el famoso puente de roca gigante, que ha salido en muchas películas, como la amenaza fantasma. Para subir hay que trepar por unas hendiduras que se encuentran excavadas en la propia hasta la parte más alta de la colina de roca, desde allí hay que pasar por un pequeño puente de roca donde sólo cabe un pie y con mucho cuidado llegas a la parte central del puente gigante. Desde aquí puedes ver a todos los turistas haciendo fotos hacía arriba a sus amigos que como tú han ascendido ese impresionante lugar para inmortalizarlo. No os olvidéis que hay que bajar, y sin lugar a dudas es la parte más peliaguda, sobre todo si tienes algo de vértigo.
Después de pasar todo el día recorriendo lugares inimaginables con nuestro amigo tocada el momento de ir a nuestro campamento para descansar, cenar y dormir en una maravillosa jaima beduina. El campamento estaba ubicado junto a una gigantesca montaña que servía sobre todo para aislarnos del posible viento que pudiese venir por la noche, ya que como nos explicaron el tiempo es impredecible y aunque en esa época del año no se esperaban tormentas de arena, más valía estar preparados. El campamento constaba de una tienda grande donde uno podía sentarse junto al fuego, una zona abierta que serviría para la época de verano y las jaimas de los turistas. Una vez dejado las mochilas en nuestra jaima nos fuimos directamente a la tienda principal donde habían otros cuatro chicos franceses que habían pasado el día con otro guía de la compañía. No eran muy abiertos por lo que no pudimos intimar mucho con ellos mientras esperábamos nuestra cena. En este caso consistía en una comida cocinada al estilo beduino, se hace un agujero en el desierto, se llena con cenizas ardiendo y se coloca dentro parillas con verduras y carne, a las dos horas todo el calor generado por las cenizas y el desierto consigue cocinar todo con un sabor único. La mayoría de veces se suele cocinar con cordero, sin embargo esta vez nos había tocado comerlo con pollo. La realidad es que estaba realmente delicioso y todos fueron increíblemente simpáticos y abiertos con nosotros. Lo mejor de la noche quedaba por venir, una vez cenado nosotros estábamos tranquilamente sentados disfrutando del momento hasta que nuestro amigo guía vino junto a nosotros y se puso a contarnos cosas de su vida, de como era cada día en el desierto y como no entendía decenas de cosas que los occidentales hacíamos para ganarnos la vida. No pudimos explicarle porque trabajamos tantas horas, ni porque vivimos con estrés, ni mucho menos que la finalidad de la mayoría de la gente es acumular dinero en el banco, nada tenía sentido para él, su familia y las dunas de su tierra eran lo único por lo que tenía sentido vivir. Estos momentos, estos ratitos son la verdadera razón de mis viajes, conocer gente completamente distinta a mí, saber de sus vidas y aprender que mi mundo no es perfecto, sino uno de los tantos mundo que se encuentran en este planeta. Los beduinos, los bereberes, los sherpas.... son pueblos completamente alejados por la distancia, sin embargo tienen una forma de entender la vida muy parecida, son gente llena de alegría, esperanzas y ganas de vivir.
Finalmente decidimos irnos a dormir y nos dimos cuenta en el paseo que hay desde la tienda principal a nuestra jaima que hacía un frío espectacular y aunque había luna llena se podía ver un bonito cielo y sobre todo se podía disfrutar de un silencio profundo y embriagador.
Día 4
Wadi Rum - Wadi Musa
Cuando sonó esa mañana el despertador no sabía muy bien donde me encontraba, rodeado de telas para hacer la tienda impenetrable para la fauna autóctona, las dos gruesas y pesadas mantas y la pequeña puerta frente a mi hizo que tardase unos minutos en darme cuenta que me encontraba en medio del desierto más famoso del mundo, el de Arabia. Una vez que me hube situado me levante y me dirigí a la puerta para abrirla y volví a la cama para dejarme llevar por el lugar. La vista era inmejorable, el rojo de la arena del desierto, la montaña frente a nosotros, la luz del nuevo día y el frío que entraba en la tienda, sin lugar a dudas fue un momento único que siempre recordaremos. Esto es Wadi Rum, esto es dormir en el desierto y poder despertarte rodeado de tanta belleza.
Una vez disfrutado de ese momento nos dispusimos a vestirnos y nos fuimos a la tienda principal, donde ya nos esperaban nuestros amigos beduinos para celebrar el inicio de un nuevo día con un desayuno nutritivo a base de hummus, café, pan y mermeladas caseras. Hicimos buen acopio de provisiones en nuestro estomago y volvimos a la tienda para terminar de recoger las cosas y poner rumbo a la salida del mágico desierto que fue durante un día y una noche nuestro hogar.
Como no teníamos medio de transporte habíamos quedado en que nos llevaría alguien a nuestro siguiente destino, y como muestra de su eficiente trabajo cuando llegamos ya teníamos a un joven taxista esperando en al puerta de la agencia para llevarnos a Wadi Musa.
Sin lugar a dudas no imagino una experiencia más auténtica e increíble en ese desierto, por lo que os puedo recomendar de primera mano que Jordan Tracks es una agencia de beduinos llevaba por beduinos, no perdáis la ocasión de ver el desierto con su gente y de aportar a ellos un poquito de ayuda con el dinero que le paguéis.
Cuando sonó esa mañana el despertador no sabía muy bien donde me encontraba, rodeado de telas para hacer la tienda impenetrable para la fauna autóctona, las dos gruesas y pesadas mantas y la pequeña puerta frente a mi hizo que tardase unos minutos en darme cuenta que me encontraba en medio del desierto más famoso del mundo, el de Arabia. Una vez que me hube situado me levante y me dirigí a la puerta para abrirla y volví a la cama para dejarme llevar por el lugar. La vista era inmejorable, el rojo de la arena del desierto, la montaña frente a nosotros, la luz del nuevo día y el frío que entraba en la tienda, sin lugar a dudas fue un momento único que siempre recordaremos. Esto es Wadi Rum, esto es dormir en el desierto y poder despertarte rodeado de tanta belleza.
Una vez disfrutado de ese momento nos dispusimos a vestirnos y nos fuimos a la tienda principal, donde ya nos esperaban nuestros amigos beduinos para celebrar el inicio de un nuevo día con un desayuno nutritivo a base de hummus, café, pan y mermeladas caseras. Hicimos buen acopio de provisiones en nuestro estomago y volvimos a la tienda para terminar de recoger las cosas y poner rumbo a la salida del mágico desierto que fue durante un día y una noche nuestro hogar.
Como no teníamos medio de transporte habíamos quedado en que nos llevaría alguien a nuestro siguiente destino, y como muestra de su eficiente trabajo cuando llegamos ya teníamos a un joven taxista esperando en al puerta de la agencia para llevarnos a Wadi Musa.
Sin lugar a dudas no imagino una experiencia más auténtica e increíble en ese desierto, por lo que os puedo recomendar de primera mano que Jordan Tracks es una agencia de beduinos llevaba por beduinos, no perdáis la ocasión de ver el desierto con su gente y de aportar a ellos un poquito de ayuda con el dinero que le paguéis.
El conductor del taxi era un chico joven y durante el trayecto fuimos poco a poco conociéndonos. El trayecto desde Wadi Rum a Wadi Musa cuesta cuarenta dinares jordanos, y por lo que se ve es un precio establecido, ya que en la ciudad de Wadi Musa hay un cartel con los precios de los principales trayectos, para que así los turistas no sean engañados, aunque tengo que reconocer que durante todo el viaje en ningún momento nadie nos intentó engañar ni tomar el pelo. La mejor forma de desplazarse por este país es mediante taxis y si son de confianza mejor, por lo que en la parte de "consejos y advertencias" os he dejados los datos de este chico por si queréis contactar con él.
El trayecto no es muy bonito, ya que se pasa por carreteras rodeadas de la nada más absoluta o de pequeños puertos de montaña completamente pelados de vegetación, pero claro, estamos en una zona desértica, por lo que tampoco puedes esperarte otro tipo de paisajes. Durante todo el trayecto el chico se portó muy bien por lo que le comentamos de contratar con él el trayecto de Wadi Musa al Mar Muerto, y cerramos el trato de hacer una paradita en el camino. Nuestra intención era esa noche visitar Petra con un tour que se llama Petra by Nigth, por lo que antes de dejarnos en el hotel le comentamos si nos podía llevar a comprar las entradas a la agencia que aparecía en internet, y dicho y hecho, nos llevó sin problemas y menos mal porque el hombre de la agencia nos comentó que no se puede comprar un pase para ese espectáculo sin tener la entrada a Petra, para asegurarse que se paga también la entrada oficial para ir al día siguiente. El chico del taxi estuvo comentandole que nos llevaría el personalmente a comprar las entradas a la taquilla oficial por lo que al final el hombre accedió a vendernos las entradas de Petra by night sin asegurarse de que ibamos a comprar las oficiales para el día siguiente, no sólo eso sino que no llevábamos cambio para pagar las entradas y el taxistas nos las pago diciendonos que ya se lo devolveríamos al día siguiente..Sin lugar a dudas en todo momento se porto de una manera espectacular.
Después de tener las entradas para el espectáculo nocturno nos llevo a la entrada de Petra para que comprásemos las entradas para el día siguiente, todo resulto ser correcto y ya teníamos las dos entradas y amablemente el chico nos llevó a nuestro hotel. Sin lugar a dudas es una persona increíble, amable y que habla perfectamente ingles, por lo que no lo dudéis si estáis pensando en visitar este maravilloso país.
Después de una ducha reconfortante y un poco de descanso nos dirigimos a visitar un poco Wadi Musa y buscar algún lugar para comer. La ciudad no tiene nada, es más en parte me recordó a Siem Reap en Camboya, no es más que una ciudad pequeña, llena de hoteles y restaurantes destinado simplemente a los turistas que vamos a vistiar Petra, no perdáis ni un segundo más del necesario en la ciudad, ya que sólo veréis turistas como vosotros.
Para comer decidimos hacerlo en el número uno de Tripadvisor, Al Wadi Restaurant, la comida estaba increíble y el trato fue realmente muy divertido. Como estábamos cansados del viaje y del día anterior del desierto decidimos ir a la habitación a descanar un poco y dormir una siesta reparadora para prepararnos para esa noche.
Nos despertamos de la siesta, nos vestimos y nos dirigimos a la puerta del hotel, donde nos esperaba nuestro amigo taxista con el que habíamos quedado para que nos llevase a la entrada de Petra, ya que aunque no hay una gran distancia la ciudad esta en una montaña por lo que los desniveles son importantes. Nos dejó en la misma puerta y nos comentó que estaría allí a la hora de la salida del espectáculo. Nosotros nos alejamos de él con una sonrisa, no podía ser de otra manera, ya que iba a ver por primera vez Petra.
Noche despejada, mi entrada en la mano y esperando detrás de algunos turistas que como nosotros querían ver Petra de otra manera, estaba nervioso lo reconozco, había imaginado miles de veces como sería recorrer el cañón del Siq y ver aparecer ante ti la majestuosidad de la ciudad del desierto, y en unos minutos iba a tener ese recuerdo grabado a fuego en mi mente. Pasas tu entrada por el torno, cruzas como uno más y empiezas a caminar cuesta abajo entrando en el famoso cañón. El suelo esta lleno de velas, por lo que conforme vas alejándote de la entrada de la ciudad y más te introduces en la montaña más oscuro e increíble se hace todo. Llega un momento que todo a tu alrededor es oscuridad menos las velas que alumbran tu camino. El trayecto dura más de media hora por lo que tienes tiempo de pensar, de saborear el lugar y de darte cuenta de lo maravillosa que es la vida permitiéndote vivir momentos como ese. Cuando ya nos damos cuenta de que detrás de la siguiente esquina llega la entrada al Tesoro de Petra, nos paramos, cogemos aire y nos agarramos de la mano. Andamos con paso firme, disfrutando y grabando en al retina cada segundo del trayecto que nos abre las puertas de la grandiosa ciudad de Petra. Cuando ves entre las sombras y las luces la puerta del conocido monumento del Tesoro que da acceso a la ciudad de Petra te quedas con la boca abierta, sólo puedes disfrutarlo, enamorarte de sus colores en la roca, de sus formas y saborear la historia que tienes ante ti.
Después de ese momento único tienes que sentarte frente al monumento para dejar que siga pasando la gente y vaya sentándose, haciendo fotos y poniendo la misma cara que has puesto tú al verlo. Creo que pocas veces podrá algo estar tan espectacularmente hecho para que tengas que recorrer un maravilloso cañón en una montaña en el desierto y acabar visitando una ciudad antigua, pocos lugares te darán un regalo tan grande.
Eso para mí fue lo mejor de la noche, el resto fue un intento de europeizar un monumento de oriente medio. Un speaker hablaba por un micro, animando a la gente como si de un partido de futbol se tratase y unos bailes que tampoco me llamaron gran cosa la atención. Para finalizar apareció un escoces tocando su gaita que no entendía el porque, pero que resulto que es un escoces muy famoso en internet que viaja por el mundo haciéndose fotos en los lugares más famosos, bueno hay algo más famoso que Petra?.
Si me pregustaseis os diría que sin lugar a dudas tenéis que ver Petra de noche, recorrer el cañón con sólo la luz de las velas y que disfrutéis de vuestra primera visita a la ciudad a oscuras, pero también os digo que si ya habéis pasado la mañana visitando la ciudad y sólo podéis hacer ese tour la misma noche de haber estado en Petra, yo no lo haría porque lo mejor que es la entrada por el cañón ya la tendréis más que vista durante la mañana.
Cuando salimos nuevamente a la ciudad estaba nuestro amigo esperándonos y nos llevo al hotel y quedamos para pasado mañana ya que mañana nos esperaba todo el día de visita en la grandiosa Petra.
El trayecto no es muy bonito, ya que se pasa por carreteras rodeadas de la nada más absoluta o de pequeños puertos de montaña completamente pelados de vegetación, pero claro, estamos en una zona desértica, por lo que tampoco puedes esperarte otro tipo de paisajes. Durante todo el trayecto el chico se portó muy bien por lo que le comentamos de contratar con él el trayecto de Wadi Musa al Mar Muerto, y cerramos el trato de hacer una paradita en el camino. Nuestra intención era esa noche visitar Petra con un tour que se llama Petra by Nigth, por lo que antes de dejarnos en el hotel le comentamos si nos podía llevar a comprar las entradas a la agencia que aparecía en internet, y dicho y hecho, nos llevó sin problemas y menos mal porque el hombre de la agencia nos comentó que no se puede comprar un pase para ese espectáculo sin tener la entrada a Petra, para asegurarse que se paga también la entrada oficial para ir al día siguiente. El chico del taxi estuvo comentandole que nos llevaría el personalmente a comprar las entradas a la taquilla oficial por lo que al final el hombre accedió a vendernos las entradas de Petra by night sin asegurarse de que ibamos a comprar las oficiales para el día siguiente, no sólo eso sino que no llevábamos cambio para pagar las entradas y el taxistas nos las pago diciendonos que ya se lo devolveríamos al día siguiente..Sin lugar a dudas en todo momento se porto de una manera espectacular.
Después de tener las entradas para el espectáculo nocturno nos llevo a la entrada de Petra para que comprásemos las entradas para el día siguiente, todo resulto ser correcto y ya teníamos las dos entradas y amablemente el chico nos llevó a nuestro hotel. Sin lugar a dudas es una persona increíble, amable y que habla perfectamente ingles, por lo que no lo dudéis si estáis pensando en visitar este maravilloso país.
Después de una ducha reconfortante y un poco de descanso nos dirigimos a visitar un poco Wadi Musa y buscar algún lugar para comer. La ciudad no tiene nada, es más en parte me recordó a Siem Reap en Camboya, no es más que una ciudad pequeña, llena de hoteles y restaurantes destinado simplemente a los turistas que vamos a vistiar Petra, no perdáis ni un segundo más del necesario en la ciudad, ya que sólo veréis turistas como vosotros.
Para comer decidimos hacerlo en el número uno de Tripadvisor, Al Wadi Restaurant, la comida estaba increíble y el trato fue realmente muy divertido. Como estábamos cansados del viaje y del día anterior del desierto decidimos ir a la habitación a descanar un poco y dormir una siesta reparadora para prepararnos para esa noche.
Nos despertamos de la siesta, nos vestimos y nos dirigimos a la puerta del hotel, donde nos esperaba nuestro amigo taxista con el que habíamos quedado para que nos llevase a la entrada de Petra, ya que aunque no hay una gran distancia la ciudad esta en una montaña por lo que los desniveles son importantes. Nos dejó en la misma puerta y nos comentó que estaría allí a la hora de la salida del espectáculo. Nosotros nos alejamos de él con una sonrisa, no podía ser de otra manera, ya que iba a ver por primera vez Petra.
Noche despejada, mi entrada en la mano y esperando detrás de algunos turistas que como nosotros querían ver Petra de otra manera, estaba nervioso lo reconozco, había imaginado miles de veces como sería recorrer el cañón del Siq y ver aparecer ante ti la majestuosidad de la ciudad del desierto, y en unos minutos iba a tener ese recuerdo grabado a fuego en mi mente. Pasas tu entrada por el torno, cruzas como uno más y empiezas a caminar cuesta abajo entrando en el famoso cañón. El suelo esta lleno de velas, por lo que conforme vas alejándote de la entrada de la ciudad y más te introduces en la montaña más oscuro e increíble se hace todo. Llega un momento que todo a tu alrededor es oscuridad menos las velas que alumbran tu camino. El trayecto dura más de media hora por lo que tienes tiempo de pensar, de saborear el lugar y de darte cuenta de lo maravillosa que es la vida permitiéndote vivir momentos como ese. Cuando ya nos damos cuenta de que detrás de la siguiente esquina llega la entrada al Tesoro de Petra, nos paramos, cogemos aire y nos agarramos de la mano. Andamos con paso firme, disfrutando y grabando en al retina cada segundo del trayecto que nos abre las puertas de la grandiosa ciudad de Petra. Cuando ves entre las sombras y las luces la puerta del conocido monumento del Tesoro que da acceso a la ciudad de Petra te quedas con la boca abierta, sólo puedes disfrutarlo, enamorarte de sus colores en la roca, de sus formas y saborear la historia que tienes ante ti.
Después de ese momento único tienes que sentarte frente al monumento para dejar que siga pasando la gente y vaya sentándose, haciendo fotos y poniendo la misma cara que has puesto tú al verlo. Creo que pocas veces podrá algo estar tan espectacularmente hecho para que tengas que recorrer un maravilloso cañón en una montaña en el desierto y acabar visitando una ciudad antigua, pocos lugares te darán un regalo tan grande.
Eso para mí fue lo mejor de la noche, el resto fue un intento de europeizar un monumento de oriente medio. Un speaker hablaba por un micro, animando a la gente como si de un partido de futbol se tratase y unos bailes que tampoco me llamaron gran cosa la atención. Para finalizar apareció un escoces tocando su gaita que no entendía el porque, pero que resulto que es un escoces muy famoso en internet que viaja por el mundo haciéndose fotos en los lugares más famosos, bueno hay algo más famoso que Petra?.
Si me pregustaseis os diría que sin lugar a dudas tenéis que ver Petra de noche, recorrer el cañón con sólo la luz de las velas y que disfrutéis de vuestra primera visita a la ciudad a oscuras, pero también os digo que si ya habéis pasado la mañana visitando la ciudad y sólo podéis hacer ese tour la misma noche de haber estado en Petra, yo no lo haría porque lo mejor que es la entrada por el cañón ya la tendréis más que vista durante la mañana.
Cuando salimos nuevamente a la ciudad estaba nuestro amigo esperándonos y nos llevo al hotel y quedamos para pasado mañana ya que mañana nos esperaba todo el día de visita en la grandiosa Petra.
Día 5
Petra
Desde hace muchos años había soñado en pasar un día recorriendo la ciudad de Petra y había llegado el momento. Una de las grandes dudas que me surgió a la hora de preparar el viaje fue si valdría la pena alquilar un guía o verlo por mi cuenta y la verdad es que no vale la pena ver la ciudad acompañado, ya que todo lo que se puede ver se explica facilmente en las guías de viaje y si necesitas algún local para llegar a algún lugar más escondido puedes contratar en el momento a algún niño guía que hay en todo el monumento.
Para ir del hotel a la entrada de Petra decidimos hacerlo andando, pero cual fue nuestra sorpresa cuando por casualidad vemos que un taxi se para junto a nosotros, baja la ventanilla y nos saluda, era el chico del taxi del día anterior, nos dijo que subiésemos y que nos dejaba sin coste alguno en la entrada de Petra, porque ese día iba a buscar unos clientes a un hotel cerca de las taquillas de Petra. Con una sonrisa de oreja a oreja aceptamos y llegamos en unos minutos a la entrada de la ciudad del desierto.
Debido a que la noche anterior ya habíamos recorrido el Siq y nos habíamos maravillado con el Tesoro pudimos hacer este camino más tranquilamente disfrutando de las increíbles paredes del cañón. Cuando ya estamos cerca nuevamente del Tesoro fue inevitable que volviésemos a estar nerviosos, y ver nuevamente el recinto donde está ubicado el primer monumento de la ciudad provocó que el corazón volviese a darnos un pequeño vuelco. Como habíamos llegado pronto, el sol iba a empezar a deslizarse por la famosa fachada y un chico se nos acercó para decirnos que nos podía llevar a lo alto del cañón y enseñarnos las mejores vistas del Tesoro. Ya había leído en internet y visto en fotos que se puede visitar las altas cornisas de las paredes del Siq y sacar unas increíbles fotos de las fachadas del tesoro, por lo que después de discutir un poco con el chaval decidimos dejarnos llevar y ver hasta donde podíamos ascender en las alturas de Petra.
El chico nos llevo por una pared de roca por donde empezamos a subir por una serie de piedras y rocas ayudándonos de las manos, debido a que la altura cada vez era mayor teníamos que estar muy pendientes de donde poner los pies a cada paso. Pasamos tramos aéreos, escaleras de maderas rotas e incuso puentes de madera carcomidos por el paso del tiempo, pero la verdad es que vale la pena poder ascender por esa montaña agreste y encontrarse frente al monumento a unos treinta metros del suelo.
Una vez en lo alto el chico se esmeró en hacernos fotos con el Templo a nuestras espaldas para poder ganarse bien la propina que le habíamos dado.
Cuando estábamos bajando hacia el monumento del Templo, el chico nos dijo que por unos pocos dinares más nos podría llevar al lugar más alto de Petra, el conocido como Altar de los Sacrifios. Yo tenia el mapa en mi cabeza y sabía que si bajaba nuevamente hasta la parte llana de la ciudad debería volver a ascender todo para subir a los sacrificios, por lo que le dijimos que sí y empezamos a correr detrás del chaval para no perderlo.
Mientras duró la ruta de montaña entre piedras, sendas y trepadas el chico nos contó que era guía de la ciudad de Petra desde hacía ya unos cuantos años y que todos los días intentaba conseguir el máximo número de clientes para ayudar con la compra de comida para su madre y sus hermanos. También organizaba subidas en burro al Monasterio de Petra, vamos que era todo un pequeño empresario. En nuestro mundo occidental, estos niños están en la escuela aprendiendo, pero en estos lugares aún hay niños que maduran a una edad muy temprana y se les agudiza el ingenio para poder sobrevivir.
Después de más de media hora de subes y bajas llegamos a la zona más alta de Petra, el lugar donde se hacían los rituales de animales para agradar a los dioses y poder vivir en paz. En este punto había una pequeña tienda para tomar el te y comprar alguna botella de agua, y así poder contemplar las maravillosas vistas del lugar.
Para finalizar la pequeña travesía con nuestro guía improvisado descendimos cientos de escalones para llegar nuevamente a suelo llano y encontrarnos junto al teatro romano.
Desde hace muchos años había soñado en pasar un día recorriendo la ciudad de Petra y había llegado el momento. Una de las grandes dudas que me surgió a la hora de preparar el viaje fue si valdría la pena alquilar un guía o verlo por mi cuenta y la verdad es que no vale la pena ver la ciudad acompañado, ya que todo lo que se puede ver se explica facilmente en las guías de viaje y si necesitas algún local para llegar a algún lugar más escondido puedes contratar en el momento a algún niño guía que hay en todo el monumento.
Para ir del hotel a la entrada de Petra decidimos hacerlo andando, pero cual fue nuestra sorpresa cuando por casualidad vemos que un taxi se para junto a nosotros, baja la ventanilla y nos saluda, era el chico del taxi del día anterior, nos dijo que subiésemos y que nos dejaba sin coste alguno en la entrada de Petra, porque ese día iba a buscar unos clientes a un hotel cerca de las taquillas de Petra. Con una sonrisa de oreja a oreja aceptamos y llegamos en unos minutos a la entrada de la ciudad del desierto.
Debido a que la noche anterior ya habíamos recorrido el Siq y nos habíamos maravillado con el Tesoro pudimos hacer este camino más tranquilamente disfrutando de las increíbles paredes del cañón. Cuando ya estamos cerca nuevamente del Tesoro fue inevitable que volviésemos a estar nerviosos, y ver nuevamente el recinto donde está ubicado el primer monumento de la ciudad provocó que el corazón volviese a darnos un pequeño vuelco. Como habíamos llegado pronto, el sol iba a empezar a deslizarse por la famosa fachada y un chico se nos acercó para decirnos que nos podía llevar a lo alto del cañón y enseñarnos las mejores vistas del Tesoro. Ya había leído en internet y visto en fotos que se puede visitar las altas cornisas de las paredes del Siq y sacar unas increíbles fotos de las fachadas del tesoro, por lo que después de discutir un poco con el chaval decidimos dejarnos llevar y ver hasta donde podíamos ascender en las alturas de Petra.
El chico nos llevo por una pared de roca por donde empezamos a subir por una serie de piedras y rocas ayudándonos de las manos, debido a que la altura cada vez era mayor teníamos que estar muy pendientes de donde poner los pies a cada paso. Pasamos tramos aéreos, escaleras de maderas rotas e incuso puentes de madera carcomidos por el paso del tiempo, pero la verdad es que vale la pena poder ascender por esa montaña agreste y encontrarse frente al monumento a unos treinta metros del suelo.
Una vez en lo alto el chico se esmeró en hacernos fotos con el Templo a nuestras espaldas para poder ganarse bien la propina que le habíamos dado.
Cuando estábamos bajando hacia el monumento del Templo, el chico nos dijo que por unos pocos dinares más nos podría llevar al lugar más alto de Petra, el conocido como Altar de los Sacrifios. Yo tenia el mapa en mi cabeza y sabía que si bajaba nuevamente hasta la parte llana de la ciudad debería volver a ascender todo para subir a los sacrificios, por lo que le dijimos que sí y empezamos a correr detrás del chaval para no perderlo.
Mientras duró la ruta de montaña entre piedras, sendas y trepadas el chico nos contó que era guía de la ciudad de Petra desde hacía ya unos cuantos años y que todos los días intentaba conseguir el máximo número de clientes para ayudar con la compra de comida para su madre y sus hermanos. También organizaba subidas en burro al Monasterio de Petra, vamos que era todo un pequeño empresario. En nuestro mundo occidental, estos niños están en la escuela aprendiendo, pero en estos lugares aún hay niños que maduran a una edad muy temprana y se les agudiza el ingenio para poder sobrevivir.
Después de más de media hora de subes y bajas llegamos a la zona más alta de Petra, el lugar donde se hacían los rituales de animales para agradar a los dioses y poder vivir en paz. En este punto había una pequeña tienda para tomar el te y comprar alguna botella de agua, y así poder contemplar las maravillosas vistas del lugar.
Para finalizar la pequeña travesía con nuestro guía improvisado descendimos cientos de escalones para llegar nuevamente a suelo llano y encontrarnos junto al teatro romano.
Al lado del teatro romano sale un camino con carteles indicativos que llega hasta uno de los monumentos más increíbles de la ciudad, el famoso Monasterio de Petra. Inicialmente fue una tumba de uno de los reyes de la ciudad pero más tarde se utilizó como lugar de culto, por lo que se conoce con ese nombre. El camino es un regalo en sí mismo, ya que deberéis ascender sus más de ochocientos escalones para encontrarnos frente a frente con otra pared tallada en la misma roca. Durante el trascurso del ascenso a los escalones os encontrareis con tiendas improvisadas de regalos para turistas, pequeñas cantinas para comprar agua y burros que bajan vacíos después de haber dejado a los turistas en la zona más alta.
Una vez en el monasterio hay otro camino que se aleja un poco más de la ciudad y donde pudimos disfrutar de unas bonitas vistas de toda la zona de cañones de la parte final de las ruinas y también podréis divisar desde allí el país vecino de Israel.
Decidimos descansar un poco en la cantina que hay frente al monasterio ya que aunque el camino de vuelta es de bajada ya teníamos las piernas un poco machadas. Una vez terminado los escalones quedan un pequeño y llano paseo hasta el famoso teatro romano. Desde allí ya no hace falta subir nuevamente al altar de los sacrificios, sino que se puede ir por una senda y visitar las tumbas reales. Son construcciones gigantescas donde se enterraban las personas ricas de la ciudad. Mientras que las que hay detrás del teatro son pequeñas y sin ninguna ostentación, las llamadas tumbas reales son enormes, con tallados increíbles y enormes por dentro.
Para finalizar nuestra visita a la increíble ciudad de Petra volvimos a salir por la plaza principal y nos dejamos deslumbrar nuevamente con el inolvidable Tesoro de Petra. Recorrimos cansados, pero satisfechos el barranco del Siq y decidimos tomar un poco de hummus y un agua fresquita en un famoso bar que hay nada más salir del complejo de Petra, el famoso Cave Bar.
Para finalizar el día decidimos darnos una merecida ducha para quitarnos toda la área y volvimos a cenar en el famoso restaurante Al Wadi Restaurant, donde degustamos un sabroso Kafta de cordero.
Una vez en el monasterio hay otro camino que se aleja un poco más de la ciudad y donde pudimos disfrutar de unas bonitas vistas de toda la zona de cañones de la parte final de las ruinas y también podréis divisar desde allí el país vecino de Israel.
Decidimos descansar un poco en la cantina que hay frente al monasterio ya que aunque el camino de vuelta es de bajada ya teníamos las piernas un poco machadas. Una vez terminado los escalones quedan un pequeño y llano paseo hasta el famoso teatro romano. Desde allí ya no hace falta subir nuevamente al altar de los sacrificios, sino que se puede ir por una senda y visitar las tumbas reales. Son construcciones gigantescas donde se enterraban las personas ricas de la ciudad. Mientras que las que hay detrás del teatro son pequeñas y sin ninguna ostentación, las llamadas tumbas reales son enormes, con tallados increíbles y enormes por dentro.
Para finalizar nuestra visita a la increíble ciudad de Petra volvimos a salir por la plaza principal y nos dejamos deslumbrar nuevamente con el inolvidable Tesoro de Petra. Recorrimos cansados, pero satisfechos el barranco del Siq y decidimos tomar un poco de hummus y un agua fresquita en un famoso bar que hay nada más salir del complejo de Petra, el famoso Cave Bar.
Para finalizar el día decidimos darnos una merecida ducha para quitarnos toda la área y volvimos a cenar en el famoso restaurante Al Wadi Restaurant, donde degustamos un sabroso Kafta de cordero.
Día 6
Wadi Musa - Mar Muerto
Hoy teníamos que seguir nuestro viaje hacía el norte del país por lo que tocaba adentrarnos en el mar muerto. Nuestra idea inicialmente era ir directamente al complejo hotelero para disfrutar de las aguas terapéuticas del lugar pero el chico con el que contratamos el trayecto nos comentó que nos podía llevar de camino al castillo de Karak, lugar de peregrinación de los cruzados. Después de pensarlo nos dimos cuenta de que podía ser una buena oportunidad y decidimos visitar dichas ruinas.
Durante todo el trayecto el chico estuvo hablando con nosotros, contándonos anécdotas de su vida y explicándonos todo lo que veíamos por los cristales. Al igual que al día anterior cuando nos llevo de Wadi Rum a Wadi Musa se porto fabulosamente bien y estuvo todo el rato pendiente de nosotros.
Cuando llegamos a la puerta del Castillo templario de Karak, el taxista nos acompañó a la puerta y nos ayudó a sacar las entradas. Nos comentó que teníamos una hora para ver tranquilamente el castillo.
Pasear por un castillo construido por los cruzados es algo curioso, sus torreones, sus pasillos escondidos en el interior y sus amplias zonas donde seguramente organizaban cenas multitudinarias, hacen de dicha visita algo curioso de ver. Durante una hora deambulamos por las ruinas, haciendo fotos e imaginando como sería la vida en ese época, aunque la verdad es que si te pilla de paso me parece una buena opción para ver algo diferente, pero si te tienes que desviar mucho de tu rumbo no me parece ninguna cosa del otro mundo perderte este castillo.
Después de salir del castillo compramos unas provisiones en una tienda del pueblo y nos dispusimos a reiniciar nuestro camino hacia el Mar Muerto.
Debido a que este lugar es el punto más bajo de la tierra (450 metros por debajo del nivel del mar) todo el rato la carretera era en descenso con pequeños precipios a los lados, vamos lo que viene siendo una carretera de montaña de toda la vida.
Antes de llegar al hotel paramos cerca del Mar para hacer una foto de rigor desde las alturas y lo que nos dimos cuenta es que el mar se notaba como aceitoso y la verdad es que no estaba demasiado limpio.
Una vez que llegamos al hotel tuvimos que cambiar nuestras habitaciones porque no nos daban las nuestras hasta las tres de la tarde, por lo que tuvimos que pagar un poco más por unas habitaciones con vistas al mar y a las piscinas del hotel. Cogimos nuestros bañadores y nos dispusimos a meternos en las aguas salinas del Mar Muerto. Sin lugar a dudas es una experiencia curiosa, debido a las sales del agua parece que estés entrando a una mezcla de agua y aceite y como sale en las fotos nada más dejar tu cuerpo flotar no puedes hundirte en el agua, cosa que tampoco te recomiendo. Hicimos las fotos de rigor, me puse lodo de la orilla y me lo limpie nuevamente con las aguas del mar, vamos lo que viene siendo una turistada completa.
Debido a que no hay ciudad en el Mar Muerto, ya no podíamos hacer nada más en el hotel y como no era verano las piscinas tampoco estaban para que nos diésemos un baño en ellas, por lo que pasamos la tarde haciendo algunas fotos, leyendo un rato y descansando los pies del día anterior de Petra.
La gente me pregunta si me gusto el Mar Muerto, la verdad es que no. Está claro que ya que estás en esta parte del mundo tienes que venir a verlo, bañarte y notar como son sus aguas, pero la verdad es que el hotel estaba lleno de familias de origen ruso que habían venido para pasar unos días haciéndose tratamientos para la piel. Sin lugar a dudas si alguien me preguntase que no tiene tiempo y debe dejar algo, yo recomendaría no visitar el Mar Muerto, ya que es más algo turístico por la fama del lugar que algo realmente interesante de hacer o ver.
Como no se puede salir del hotel, ya que no hay nada fuera, tuvimos que cenar en el complejo hotelero, que aunque no estuvo mal, tampoco era para tirar cohetes.
Hoy teníamos que seguir nuestro viaje hacía el norte del país por lo que tocaba adentrarnos en el mar muerto. Nuestra idea inicialmente era ir directamente al complejo hotelero para disfrutar de las aguas terapéuticas del lugar pero el chico con el que contratamos el trayecto nos comentó que nos podía llevar de camino al castillo de Karak, lugar de peregrinación de los cruzados. Después de pensarlo nos dimos cuenta de que podía ser una buena oportunidad y decidimos visitar dichas ruinas.
Durante todo el trayecto el chico estuvo hablando con nosotros, contándonos anécdotas de su vida y explicándonos todo lo que veíamos por los cristales. Al igual que al día anterior cuando nos llevo de Wadi Rum a Wadi Musa se porto fabulosamente bien y estuvo todo el rato pendiente de nosotros.
Cuando llegamos a la puerta del Castillo templario de Karak, el taxista nos acompañó a la puerta y nos ayudó a sacar las entradas. Nos comentó que teníamos una hora para ver tranquilamente el castillo.
Pasear por un castillo construido por los cruzados es algo curioso, sus torreones, sus pasillos escondidos en el interior y sus amplias zonas donde seguramente organizaban cenas multitudinarias, hacen de dicha visita algo curioso de ver. Durante una hora deambulamos por las ruinas, haciendo fotos e imaginando como sería la vida en ese época, aunque la verdad es que si te pilla de paso me parece una buena opción para ver algo diferente, pero si te tienes que desviar mucho de tu rumbo no me parece ninguna cosa del otro mundo perderte este castillo.
Después de salir del castillo compramos unas provisiones en una tienda del pueblo y nos dispusimos a reiniciar nuestro camino hacia el Mar Muerto.
Debido a que este lugar es el punto más bajo de la tierra (450 metros por debajo del nivel del mar) todo el rato la carretera era en descenso con pequeños precipios a los lados, vamos lo que viene siendo una carretera de montaña de toda la vida.
Antes de llegar al hotel paramos cerca del Mar para hacer una foto de rigor desde las alturas y lo que nos dimos cuenta es que el mar se notaba como aceitoso y la verdad es que no estaba demasiado limpio.
Una vez que llegamos al hotel tuvimos que cambiar nuestras habitaciones porque no nos daban las nuestras hasta las tres de la tarde, por lo que tuvimos que pagar un poco más por unas habitaciones con vistas al mar y a las piscinas del hotel. Cogimos nuestros bañadores y nos dispusimos a meternos en las aguas salinas del Mar Muerto. Sin lugar a dudas es una experiencia curiosa, debido a las sales del agua parece que estés entrando a una mezcla de agua y aceite y como sale en las fotos nada más dejar tu cuerpo flotar no puedes hundirte en el agua, cosa que tampoco te recomiendo. Hicimos las fotos de rigor, me puse lodo de la orilla y me lo limpie nuevamente con las aguas del mar, vamos lo que viene siendo una turistada completa.
Debido a que no hay ciudad en el Mar Muerto, ya no podíamos hacer nada más en el hotel y como no era verano las piscinas tampoco estaban para que nos diésemos un baño en ellas, por lo que pasamos la tarde haciendo algunas fotos, leyendo un rato y descansando los pies del día anterior de Petra.
La gente me pregunta si me gusto el Mar Muerto, la verdad es que no. Está claro que ya que estás en esta parte del mundo tienes que venir a verlo, bañarte y notar como son sus aguas, pero la verdad es que el hotel estaba lleno de familias de origen ruso que habían venido para pasar unos días haciéndose tratamientos para la piel. Sin lugar a dudas si alguien me preguntase que no tiene tiempo y debe dejar algo, yo recomendaría no visitar el Mar Muerto, ya que es más algo turístico por la fama del lugar que algo realmente interesante de hacer o ver.
Como no se puede salir del hotel, ya que no hay nada fuera, tuvimos que cenar en el complejo hotelero, que aunque no estuvo mal, tampoco era para tirar cohetes.
Día 7
Mar Muerto - Jordan - Monte Nebo - Salt - Amman
Para el día de hoy queríamos visitar la parte histórica de Jordania, lugares emblemáticos como el lugar donde Jesús fue bautizado por Juan el Bautista o el Monte Nebo, lugar desde el que Moises divisó la tierra prometida. Para ver estos lugares tan separados entre ellos tuvimos que contratar una agencia local para que nos enviasen un taxistas y pudiese llevarnos a todos los lugares que queríamos ver. Después de mirar mucho por internet nos quedamos con Jordan Select Tours. La elección fue buena, porque la compañía realizó el tour tal y como lo habíamos contratado, aunque el empleado de la compañía tenía pocas ganas de trabajar e intentaba acortar los tiempos en los lugares para terminar pronto e irse a casa a descansar.
Una vez que nos recogieron del hotel del Mar Muerto nos llevaron al pueblo de Betania. Debido a que la zona del Jordán es frontera entre Jordania e Israel todo estaba muy vigilado y para poder ir a ver el río tenías que subir a un autobús con un militar que nos acompañaba durante toda la visita.
Cuando bajas del autobús y vas con el guía puedes visitar el lugar donde realmente fue bautizado Jesús y el guía turístico te va explicando detalles históricos del lugar. Una vez que llegas a la frontera con Israel ves a decenas de personas bañándose en las aguas y simulando el bautismo original de Jesús. Después de algunas fotos de rigor vuelves al autobús que de deja nuevamente en el punto de inicio donde nuestro taxista estaba esperándonos para reanudar el tour. Hay que reconocer que es un lugar curioso y estar junto a la frontera de estos dos países tan inestables hace del viaje algo diferente. También ver todo el dinero que mueve este tipo de turistmo en la parte israelí te da una idea más clara de como por dinero un país puede transformar su entorno tanto como quiera.
Nuestra siguiente parada fue el Monte Nebo, lugar donde Moises señaló la tierra prometida al pueblo de Isarel. Este lugar si que me pareció poco interesante y muy turístico. No es más que una iglesia antigua sobre un pequeño monte donde se divisa los cultivos de la zona de Jordania e Israel, eso sí, lleno de autobuses turísticos procedentes de Israel que deambulaban como zombies para hacerse una foto con las esculturas que se encontraban en la zona. Sin lugar a dudas algo descartable en un viaje sin mucho tiempo.
Para el día de hoy queríamos visitar la parte histórica de Jordania, lugares emblemáticos como el lugar donde Jesús fue bautizado por Juan el Bautista o el Monte Nebo, lugar desde el que Moises divisó la tierra prometida. Para ver estos lugares tan separados entre ellos tuvimos que contratar una agencia local para que nos enviasen un taxistas y pudiese llevarnos a todos los lugares que queríamos ver. Después de mirar mucho por internet nos quedamos con Jordan Select Tours. La elección fue buena, porque la compañía realizó el tour tal y como lo habíamos contratado, aunque el empleado de la compañía tenía pocas ganas de trabajar e intentaba acortar los tiempos en los lugares para terminar pronto e irse a casa a descansar.
Una vez que nos recogieron del hotel del Mar Muerto nos llevaron al pueblo de Betania. Debido a que la zona del Jordán es frontera entre Jordania e Israel todo estaba muy vigilado y para poder ir a ver el río tenías que subir a un autobús con un militar que nos acompañaba durante toda la visita.
Cuando bajas del autobús y vas con el guía puedes visitar el lugar donde realmente fue bautizado Jesús y el guía turístico te va explicando detalles históricos del lugar. Una vez que llegas a la frontera con Israel ves a decenas de personas bañándose en las aguas y simulando el bautismo original de Jesús. Después de algunas fotos de rigor vuelves al autobús que de deja nuevamente en el punto de inicio donde nuestro taxista estaba esperándonos para reanudar el tour. Hay que reconocer que es un lugar curioso y estar junto a la frontera de estos dos países tan inestables hace del viaje algo diferente. También ver todo el dinero que mueve este tipo de turistmo en la parte israelí te da una idea más clara de como por dinero un país puede transformar su entorno tanto como quiera.
Nuestra siguiente parada fue el Monte Nebo, lugar donde Moises señaló la tierra prometida al pueblo de Isarel. Este lugar si que me pareció poco interesante y muy turístico. No es más que una iglesia antigua sobre un pequeño monte donde se divisa los cultivos de la zona de Jordania e Israel, eso sí, lleno de autobuses turísticos procedentes de Israel que deambulaban como zombies para hacerse una foto con las esculturas que se encontraban en la zona. Sin lugar a dudas algo descartable en un viaje sin mucho tiempo.
Antes de volver a Amman había contratado con la agencia visitar el pueblo cercano de Al Salt. Había leído mucho sobre la importancia de ese pueblo y la ausencia de turistas que suele haber en él. Nuevamente el conductor nos dijo que nos dejaba una hora, pero le comenté que tenía contratado dos horas, por lo que a regañadientes aceptó y nos dejó en la calle principal de la ciudad, comentando que nos recogería en un par de horas. El lugar no tiene muchos turistas porque realmente no hay nada para visitar, pero la verdad es que deambular por una ciudad sin turistas, viendo realmente la vida de los jordanos, mientras haces un par de fotos es algo que se agradece. Estuvimos mirando un par de sitios para tomar algo, pero la verdad es que nada nos convenció, porque lo único que vimos fue un lugar parecido a lo que en España sería comida para llevar, pero visto el lugar y la pinta de la comida, decidimos esperarnos a llegar a la capital para saciar nuestra hambre. La mejor manera de visitar la ciudad es ir a la pequeña oficina de turismo que hay en el centro y coger un mapa de los lugares de interés, para mi sin lugar a dudas de todos ellos el mejor fue una pequeña iglesia antigua que se encuentra en una esquina de la parte alta de la ciudad, sobre todo por imaginar como vivieron esas pequeñas comunidades cristinas en tiempos remotos.
Una vez llegado la hora acudimos a nuestra cita con el conductor que estaba esperándonos aparcado en la calle y nos llevó nuevamente a Amman. Nos dejó en nuestro hotel, que resulto ser infinitamente mejor que el primero, tanto en ubicación como en las habitaciones.
Después de acomodarnos en é decidimos deambular nuevamente por Amman sin rumbo fijo, aunque antes de eso decidimos ir a probar uno de los deliciosos dulces que tienen los jordanos, el famoso knafe. Todas las guías recomendaba tomar este sabroso dulce en la pastelería Habibah Sweets y como no podía ser de otra manera fuimos directamente a comprar uno. Hay que decir que esta realmente delicioso, pero también es muy empachoso, a base de frutos secos, queso, miel y azúcar liquida, éste manjar jordano hará las delicias de cualquier amante del dulce.
Decidimos visitar el mercado de la calle que está cerca de la mezquita para hacer tiempo hasta la hora de cenar, ya que teníamos pensado cenar en Jafra. Nada más llegar nos dieron una mesa en una terraza en el primer piso, el trato fue excelente, la comida riquísima y el ambiente una mezcla de gente joven de la ciudad y algún turista despistado como nosotros. La verdad es que toda la comida en Jordania está riquísima y lo mejor de todo es que por regla general suele ser realmente sana.
Para finalizar nuestro ajetreado día, decidimos ir tranquilamente al hotel para disfrutar de un sueño reparador y coger fuerzas para nuestro último día en este maravilloso país.
Día 8
Amman - Madrid
Hoy iba a ser nuestro último día en éste maravilloso país y habíamos dejado su capital como último destino. Nuestra primera parada iba a ser la Mezquita del Rey Abadalá, un lugar que nos habían recomendado visitar otros viajeros. Se encuentra en un barrio alejado del centro, por lo que vale la pena coger un taxi por un par de euros y que nos deje en la misma puerta, ya que Amman está construida sobre colinas y cualquier paseo se puede acabar convirtiendo en una ruta de montaña. Nada más llegar a la puerta unos hombres muy simpáticos nos comentaron que no podíamos entrar directamente a la mezquita, sino que teníamos que pasar por un pequeño edificio para turistas. Era una habitación grande llena de pequeños regalos, libros y demás objetos relacionados con la cultura jordana. Una mujer muy agradable no saludó y nos indicó que yo iba apropiado para entrar en la mezquita pero Sandra tendría que llevar un traje que le cubriese todo el cuerpo, incluyendo la cabeza, para poder entrar y respetar su cultura, por lo que sin ningún problema accedimos a mantener sus tradiciones. Una vez vestida acorde al lugar procedimos a entrar en la famosa mezquita, y aunque no es comprable con la belleza de las mezquitas turcas el ambiente de paz y tranquilidad que se respiraba dentro eran sobrecogedores. Entramos con respeto, despacio y nos sentamos en un lado sobre las maravillosas alfombras que decoran el suelo, mientras que cada persona que pasaba a nuestro lado nos miraba y nos saluda con una contagiosa sonrisa. Nunca me cansaré de contar la amabilidad y la felicidad de un pueblo rodeado de guerras y hambres que desde el primer momento acogió a todo aquel pueblo fronterizo que se quedó sin hogar. Después de disfrutar de un momento de paz volvimos al edificio a devolver las ropas que nos habían dejado y después de una bonita conversación con la chica y ver el interés que teníamos por su gente nos regalaron un pequeño Corán traducido al español, dimos las gracias y nos fuimos con una bonita sensación en el cuerpo, sobre todo cuando sales a la calle y ves frente a ti una catedral ortodoxa, quien ha dicho que no son respetuosos los musulmanes con el resto de religiones...
Para seguir con nuestra visita por la ciudad decidimos pasear por la famosa Rainbow Street. Es un pequeño y céntrico barrio lleno de pequeñas cafeterías y restaurantes de estilo colonial. Realmente se encuentra ubicado a veinte minutos del centro, pero la diferencia con éste es realmente significativa, mientras que en el centro mismo de la ciudad esta llena de tráfico, caos y restaurantes típicos de la región, aquí se respira paz, tranquilidad y un ambiente de gente joven con ganas de mezclarse con la gente extranjera, sin lugar a dudas un curioso lugar para tomar un café a media tarde o probar alguno de sus maravillosos restaurantes.
Hoy iba a ser nuestro último día en éste maravilloso país y habíamos dejado su capital como último destino. Nuestra primera parada iba a ser la Mezquita del Rey Abadalá, un lugar que nos habían recomendado visitar otros viajeros. Se encuentra en un barrio alejado del centro, por lo que vale la pena coger un taxi por un par de euros y que nos deje en la misma puerta, ya que Amman está construida sobre colinas y cualquier paseo se puede acabar convirtiendo en una ruta de montaña. Nada más llegar a la puerta unos hombres muy simpáticos nos comentaron que no podíamos entrar directamente a la mezquita, sino que teníamos que pasar por un pequeño edificio para turistas. Era una habitación grande llena de pequeños regalos, libros y demás objetos relacionados con la cultura jordana. Una mujer muy agradable no saludó y nos indicó que yo iba apropiado para entrar en la mezquita pero Sandra tendría que llevar un traje que le cubriese todo el cuerpo, incluyendo la cabeza, para poder entrar y respetar su cultura, por lo que sin ningún problema accedimos a mantener sus tradiciones. Una vez vestida acorde al lugar procedimos a entrar en la famosa mezquita, y aunque no es comprable con la belleza de las mezquitas turcas el ambiente de paz y tranquilidad que se respiraba dentro eran sobrecogedores. Entramos con respeto, despacio y nos sentamos en un lado sobre las maravillosas alfombras que decoran el suelo, mientras que cada persona que pasaba a nuestro lado nos miraba y nos saluda con una contagiosa sonrisa. Nunca me cansaré de contar la amabilidad y la felicidad de un pueblo rodeado de guerras y hambres que desde el primer momento acogió a todo aquel pueblo fronterizo que se quedó sin hogar. Después de disfrutar de un momento de paz volvimos al edificio a devolver las ropas que nos habían dejado y después de una bonita conversación con la chica y ver el interés que teníamos por su gente nos regalaron un pequeño Corán traducido al español, dimos las gracias y nos fuimos con una bonita sensación en el cuerpo, sobre todo cuando sales a la calle y ves frente a ti una catedral ortodoxa, quien ha dicho que no son respetuosos los musulmanes con el resto de religiones...
Para seguir con nuestra visita por la ciudad decidimos pasear por la famosa Rainbow Street. Es un pequeño y céntrico barrio lleno de pequeñas cafeterías y restaurantes de estilo colonial. Realmente se encuentra ubicado a veinte minutos del centro, pero la diferencia con éste es realmente significativa, mientras que en el centro mismo de la ciudad esta llena de tráfico, caos y restaurantes típicos de la región, aquí se respira paz, tranquilidad y un ambiente de gente joven con ganas de mezclarse con la gente extranjera, sin lugar a dudas un curioso lugar para tomar un café a media tarde o probar alguno de sus maravillosos restaurantes.
Por la noche nos salía el avión con destino a España por lo que habíamos dejado para el final la Ciudadela, lugar donde se encuentran las ruinas más antiguas de la ciudad, queríamos ver atardecer desde lo alto de la colina para poder hacer fotos con esos bonitos colores que deja el cielo cuando el sol se está marchando en el horizonte, sin embargo Jordania nos tenía preparado una última sorpresa. Nada más llegar nos comentaron que era la hora de cerrar, pero ya que no había mucha gente nos vendieron las entradas y nos permitieron pasar. El lugar está lleno de ruinas sin embargo para un Europeo no son muy espectaculares ya que si antes has visitado lugares como Roma no te llamaran poderosamente la atención. Después de deambular un rato por el lugar nos dispusimos a hacer alguna foto sobre la ciudad, y aquí fue cuando vino nuestro regalo, sin ningún aviso todas las mezquitas de la ciudad se pusieron a cantar, no la típica llamada a la oración, sino un canto diferente, más dulce, más sentido. Cada nuevo minuto una mezquita se unía a dichos cantos con una voz más potente. Mientras esto sucedía, decenas de palomas blancas fueron soltadas en el cielo de Amman y empezaron a recorrer de un lado a otro las casas del centro de la ciudad, si a esto unimos como el sol empezaba a irse por detrás de las colinas tenemos una bonita e inolvidable estampa de una de las ciudades más acogedoras en las que he estado. Cuando terminó el gran espectáculo al que habíamos asistido preguntamos que había pasado y por lo que se ve era el día del nacimiento del profeta Mahoma para los jordanos y esto era una de las formas que tenían de expresar su cariño y devoción a su maestro.
Con una sonrisa de oreja a oreja volvimos a nuestro hotel para prepararnos para la vuelta a nuestro hogar y llevarnos con nosotros una mochila llena de recuerdos inolvidables.
Jordania es un país que siempre llevaré dentro de mí, pero sobre todo lo que nunca olvidaré es la sonrisa de sus gentes saludándonos, pidiéndonos fotos y gritando con total sinceridad "Welcome to Jordan¡¡¡¡".
Con una sonrisa de oreja a oreja volvimos a nuestro hotel para prepararnos para la vuelta a nuestro hogar y llevarnos con nosotros una mochila llena de recuerdos inolvidables.
Jordania es un país que siempre llevaré dentro de mí, pero sobre todo lo que nunca olvidaré es la sonrisa de sus gentes saludándonos, pidiéndonos fotos y gritando con total sinceridad "Welcome to Jordan¡¡¡¡".
Conclusiones
Nuevamente elijo un país de origen musulmán para mis vacaciones y como en todas las anteriores ocasiones vuelvo con una alegría dentro de mí. Un país rodeado de guerras, enfrentamientos, migraciones y religiones diferentes debería estar sumido en un caos y en una tristeza terrible, sin embargo me encontré con algo totalmente diferente, un lugar alegre, con gente maravillosa que estaba ansiosa por conocer nuevas culturas, personas diferentes y por compartir con los extranjeros su maravillosa país.
Recorriendo las calles de Amman pueden acabar comprándole un dulce a un inmigrante iraquí huido de su país, una camiseta a un palestino que logró escapar de la dictadura israelí o un té a un exiliado sirio que tuvo que cruzar la frontera cuando destruyeron su casa, este crisol de culturas genera un ambiente y una riqueza cultura en Amman que recuerda a los grandes viajeros ingleses cuando visitaban Damasco o El Cairo.
Para mi fue una experiencia inolvidable y sólo puedo decirte que si estás pensando en visitar Jordania no dudes ni un segundo, compra el billete de avión y déjate seducir por sus lugares históricos, sus desiertos de arena roja y por sus maravillosas gentes.
"WELCOME TO JORDAN"
Recorriendo las calles de Amman pueden acabar comprándole un dulce a un inmigrante iraquí huido de su país, una camiseta a un palestino que logró escapar de la dictadura israelí o un té a un exiliado sirio que tuvo que cruzar la frontera cuando destruyeron su casa, este crisol de culturas genera un ambiente y una riqueza cultura en Amman que recuerda a los grandes viajeros ingleses cuando visitaban Damasco o El Cairo.
Para mi fue una experiencia inolvidable y sólo puedo decirte que si estás pensando en visitar Jordania no dudes ni un segundo, compra el billete de avión y déjate seducir por sus lugares históricos, sus desiertos de arena roja y por sus maravillosas gentes.
"WELCOME TO JORDAN"