Día 7
Mar Muerto - Jordan - Monte Nebo - Salt - Amman
Para el día de hoy queríamos visitar la parte histórica de Jordania, lugares emblemáticos como el lugar donde Jesús fue bautizado por Juan el Bautista o el Monte Nebo, lugar desde el que Moises divisó la tierra prometida. Para ver estos lugares tan separados entre ellos tuvimos que contratar una agencia local para que nos enviasen un taxistas y pudiese llevarnos a todos los lugares que queríamos ver. Después de mirar mucho por internet nos quedamos con Jordan Select Tours. La elección fue buena, porque la compañía realizó el tour tal y como lo habíamos contratado, aunque el empleado de la compañía tenía pocas ganas de trabajar e intentaba acortar los tiempos en los lugares para terminar pronto e irse a casa a descansar.
Una vez que nos recogieron del hotel del Mar Muerto nos llevaron al pueblo de Betania. Debido a que la zona del Jordán es frontera entre Jordania e Israel todo estaba muy vigilado y para poder ir a ver el río tenías que subir a un autobús con un militar que nos acompañaba durante toda la visita.
Cuando bajas del autobús y vas con el guía puedes visitar el lugar donde realmente fue bautizado Jesús y el guía turístico te va explicando detalles históricos del lugar. Una vez que llegas a la frontera con Israel ves a decenas de personas bañándose en las aguas y simulando el bautismo original de Jesús. Después de algunas fotos de rigor vuelves al autobús que de deja nuevamente en el punto de inicio donde nuestro taxista estaba esperándonos para reanudar el tour. Hay que reconocer que es un lugar curioso y estar junto a la frontera de estos dos países tan inestables hace del viaje algo diferente. También ver todo el dinero que mueve este tipo de turistmo en la parte israelí te da una idea más clara de como por dinero un país puede transformar su entorno tanto como quiera.
Nuestra siguiente parada fue el Monte Nebo, lugar donde Moises señaló la tierra prometida al pueblo de Isarel. Este lugar si que me pareció poco interesante y muy turístico. No es más que una iglesia antigua sobre un pequeño monte donde se divisa los cultivos de la zona de Jordania e Israel, eso sí, lleno de autobuses turísticos procedentes de Israel que deambulaban como zombies para hacerse una foto con las esculturas que se encontraban en la zona. Sin lugar a dudas algo descartable en un viaje sin mucho tiempo.
Para el día de hoy queríamos visitar la parte histórica de Jordania, lugares emblemáticos como el lugar donde Jesús fue bautizado por Juan el Bautista o el Monte Nebo, lugar desde el que Moises divisó la tierra prometida. Para ver estos lugares tan separados entre ellos tuvimos que contratar una agencia local para que nos enviasen un taxistas y pudiese llevarnos a todos los lugares que queríamos ver. Después de mirar mucho por internet nos quedamos con Jordan Select Tours. La elección fue buena, porque la compañía realizó el tour tal y como lo habíamos contratado, aunque el empleado de la compañía tenía pocas ganas de trabajar e intentaba acortar los tiempos en los lugares para terminar pronto e irse a casa a descansar.
Una vez que nos recogieron del hotel del Mar Muerto nos llevaron al pueblo de Betania. Debido a que la zona del Jordán es frontera entre Jordania e Israel todo estaba muy vigilado y para poder ir a ver el río tenías que subir a un autobús con un militar que nos acompañaba durante toda la visita.
Cuando bajas del autobús y vas con el guía puedes visitar el lugar donde realmente fue bautizado Jesús y el guía turístico te va explicando detalles históricos del lugar. Una vez que llegas a la frontera con Israel ves a decenas de personas bañándose en las aguas y simulando el bautismo original de Jesús. Después de algunas fotos de rigor vuelves al autobús que de deja nuevamente en el punto de inicio donde nuestro taxista estaba esperándonos para reanudar el tour. Hay que reconocer que es un lugar curioso y estar junto a la frontera de estos dos países tan inestables hace del viaje algo diferente. También ver todo el dinero que mueve este tipo de turistmo en la parte israelí te da una idea más clara de como por dinero un país puede transformar su entorno tanto como quiera.
Nuestra siguiente parada fue el Monte Nebo, lugar donde Moises señaló la tierra prometida al pueblo de Isarel. Este lugar si que me pareció poco interesante y muy turístico. No es más que una iglesia antigua sobre un pequeño monte donde se divisa los cultivos de la zona de Jordania e Israel, eso sí, lleno de autobuses turísticos procedentes de Israel que deambulaban como zombies para hacerse una foto con las esculturas que se encontraban en la zona. Sin lugar a dudas algo descartable en un viaje sin mucho tiempo.
Antes de volver a Amman había contratado con la agencia visitar el pueblo cercano de Al Salt. Había leído mucho sobre la importancia de ese pueblo y la ausencia de turistas que suele haber en él. Nuevamente el conductor nos dijo que nos dejaba una hora, pero le comenté que tenía contratado dos horas, por lo que a regañadientes aceptó y nos dejó en la calle principal de la ciudad, comentando que nos recogería en un par de horas. El lugar no tiene muchos turistas porque realmente no hay nada para visitar, pero la verdad es que deambular por una ciudad sin turistas, viendo realmente la vida de los jordanos, mientras haces un par de fotos es algo que se agradece. Estuvimos mirando un par de sitios para tomar algo, pero la verdad es que nada nos convenció, porque lo único que vimos fue un lugar parecido a lo que en España sería comida para llevar, pero visto el lugar y la pinta de la comida, decidimos esperarnos a llegar a la capital para saciar nuestra hambre. La mejor manera de visitar la ciudad es ir a la pequeña oficina de turismo que hay en el centro y coger un mapa de los lugares de interés, para mi sin lugar a dudas de todos ellos el mejor fue una pequeña iglesia antigua que se encuentra en una esquina de la parte alta de la ciudad, sobre todo por imaginar como vivieron esas pequeñas comunidades cristinas en tiempos remotos.
Una vez llegado la hora acudimos a nuestra cita con el conductor que estaba esperándonos aparcado en la calle y nos llevó nuevamente a Amman. Nos dejó en nuestro hotel, que resulto ser infinitamente mejor que el primero, tanto en ubicación como en las habitaciones.
Después de acomodarnos en é decidimos deambular nuevamente por Amman sin rumbo fijo, aunque antes de eso decidimos ir a probar uno de los deliciosos dulces que tienen los jordanos, el famoso knafe. Todas las guías recomendaba tomar este sabroso dulce en la pastelería Habibah Sweets y como no podía ser de otra manera fuimos directamente a comprar uno. Hay que decir que esta realmente delicioso, pero también es muy empachoso, a base de frutos secos, queso, miel y azúcar liquida, éste manjar jordano hará las delicias de cualquier amante del dulce.
Decidimos visitar el mercado de la calle que está cerca de la mezquita para hacer tiempo hasta la hora de cenar, ya que teníamos pensado cenar en Jafra. Nada más llegar nos dieron una mesa en una terraza en el primer piso, el trato fue excelente, la comida riquísima y el ambiente una mezcla de gente joven de la ciudad y algún turista despistado como nosotros. La verdad es que toda la comida en Jordania está riquísima y lo mejor de todo es que por regla general suele ser realmente sana.
Para finalizar nuestro ajetreado día, decidimos ir tranquilamente al hotel para disfrutar de un sueño reparador y coger fuerzas para nuestro último día en este maravilloso país.