Italia - Eslovenia - Croacia - Serbia 2013
La idea inicial de hacer este viaje era conocer zonas salvajes de Eslovenia y ver reductos de la guerra en el este de Croacia, pero debido a nuestro afán de explorar más los balcanes acabamos pasando un día entero visitando Belgrado. Este viaje lo realicé con un buen amigo mio que se fió tanto del itinerario elegido como de los hoteles reservados sin poner un solo pero y disfrutando de la aventura como se debe.
Visitamos parte de la costa noroeste y el este de Croacia, el norte de Eslovenia y Belgrado y hay que decir que de todas las zonas la más impresionante con diferencia es Serbia. La zona eslovena es una extensión de Austria, en cuanto a paisajes, construcciones y clima, aunque en la comida se parece más a Italia. La zona noroeste de Croacia no es más que costa mediterránea y para alguien que vive en Alicante no tiene mucho misterio. El este del país ya es otra cosa, hay muchos reductos de la guerra, ciudades aún sin terminar de reconstruir como Vukovar y el ambiente es completamente distinto de la del oeste.
Pero sin lugar a dudas la zona más espectacular, tanto por su diferencia como por su falta de turistas es Serbia. Nosotros solo visitamos su capital Belgrado pero tiene todo lo que un viajero puede pedir. No hay casi ningún turista, los edificios de la calle principal están completamente destruidos por los ataques de la ONU durante el conflicto de los balcanes, tiene una iglesia ortodoxa impresionante y usan el alfabeto cirílico, por lo que da la sensación que has salido de Europa.
En resumen diré que tanto Croacia como Eslovenia me gustaron pero son muy parecida a la Europa central, mientras que Serbia tiene ese encanto que solo se encuentra en aquellos países que aún no se han metido de lleno en la globalización, esos países de la antigua Unión Sovietica que aún conservan la belleza de la antigua Europa.
Como siempre hago en mis viajes antes de ir ya tenía todo reservado, tanto los hoteles con Booking como el coche de alquiler con Avis, y por supuesto el billete de avión con Ryanair que tiene vuelo directo desde Valencia a Trieste.
Visitamos parte de la costa noroeste y el este de Croacia, el norte de Eslovenia y Belgrado y hay que decir que de todas las zonas la más impresionante con diferencia es Serbia. La zona eslovena es una extensión de Austria, en cuanto a paisajes, construcciones y clima, aunque en la comida se parece más a Italia. La zona noroeste de Croacia no es más que costa mediterránea y para alguien que vive en Alicante no tiene mucho misterio. El este del país ya es otra cosa, hay muchos reductos de la guerra, ciudades aún sin terminar de reconstruir como Vukovar y el ambiente es completamente distinto de la del oeste.
Pero sin lugar a dudas la zona más espectacular, tanto por su diferencia como por su falta de turistas es Serbia. Nosotros solo visitamos su capital Belgrado pero tiene todo lo que un viajero puede pedir. No hay casi ningún turista, los edificios de la calle principal están completamente destruidos por los ataques de la ONU durante el conflicto de los balcanes, tiene una iglesia ortodoxa impresionante y usan el alfabeto cirílico, por lo que da la sensación que has salido de Europa.
En resumen diré que tanto Croacia como Eslovenia me gustaron pero son muy parecida a la Europa central, mientras que Serbia tiene ese encanto que solo se encuentra en aquellos países que aún no se han metido de lleno en la globalización, esos países de la antigua Unión Sovietica que aún conservan la belleza de la antigua Europa.
Como siempre hago en mis viajes antes de ir ya tenía todo reservado, tanto los hoteles con Booking como el coche de alquiler con Avis, y por supuesto el billete de avión con Ryanair que tiene vuelo directo desde Valencia a Trieste.
Ubicación
Itinerario
Consejos y advertencias
- Para entrar en los cautro países teniendo el D.N.I. español será suficiente, ya que aunque Serbia no pertenezca a la Unión Europa tiene tratados con los países miembros.
- Si estas pensando en alquilar un coche no hay ningún problema en alquilarlo en alguno de los tres países miembros, Italia, Eslovenia o Croacia, ya que las fronteras entre ellos son inexistentes, pero para cruzar a Serbia la compañía de alquiler de coches no te lo permitirá.
- Para entrar a Serbia desde Croacia, la mejor opción es ir a Osijek. La estación de autobuses de esta ciudad croata es muy moderna y dispone de aparcamiento subterráneo gratuito, por lo que podrás dejar el coche sin ningún miedo a no encontrarlo a la vuelta. La duración del trayecto es aproximadamente tres horas desde Osijek a Belgrado, pero teniendo en cuenta que tienes que cruzar un paso fronterizo nosotros al final tardamos cuatro horas.
- Los tres países están llenos de autopistas que podremos transitar con el coche, pero cabe resaltar una pequeña diferencia, mientras que en Italia y Croacia tendremos que parar regularmente en los peajes de las autopistas para pagar, en Eslovenia hay que comprar una pegatina para transitar con el coche. Se puede comprar en la primera gasolinera que encontremos cuando crucemos la aduana, es importante no demorarse mucho porque si nos para la policía sin dicha etiqueta podremos tener un serio problema. Dicha pegatina se puede comprar para un día, una semana, un mes y un año, por lo que dependiendo de el tiempo que queramos pasar recorriendo Eslovenia deberemos elegir una u otra.
- Para ir desde el aeropuerto de Trieste al centro de la ciudad se debe coger el autobús número E06. El coste es de 3,80 euros y la duración del trayecto es aproximadamente de una hora.
- Si estas pensando en alquilar un coche no hay ningún problema en alquilarlo en alguno de los tres países miembros, Italia, Eslovenia o Croacia, ya que las fronteras entre ellos son inexistentes, pero para cruzar a Serbia la compañía de alquiler de coches no te lo permitirá.
- Para entrar a Serbia desde Croacia, la mejor opción es ir a Osijek. La estación de autobuses de esta ciudad croata es muy moderna y dispone de aparcamiento subterráneo gratuito, por lo que podrás dejar el coche sin ningún miedo a no encontrarlo a la vuelta. La duración del trayecto es aproximadamente tres horas desde Osijek a Belgrado, pero teniendo en cuenta que tienes que cruzar un paso fronterizo nosotros al final tardamos cuatro horas.
- Los tres países están llenos de autopistas que podremos transitar con el coche, pero cabe resaltar una pequeña diferencia, mientras que en Italia y Croacia tendremos que parar regularmente en los peajes de las autopistas para pagar, en Eslovenia hay que comprar una pegatina para transitar con el coche. Se puede comprar en la primera gasolinera que encontremos cuando crucemos la aduana, es importante no demorarse mucho porque si nos para la policía sin dicha etiqueta podremos tener un serio problema. Dicha pegatina se puede comprar para un día, una semana, un mes y un año, por lo que dependiendo de el tiempo que queramos pasar recorriendo Eslovenia deberemos elegir una u otra.
- Para ir desde el aeropuerto de Trieste al centro de la ciudad se debe coger el autobús número E06. El coste es de 3,80 euros y la duración del trayecto es aproximadamente de una hora.
Costes
Aquí marco los costes que nosotros tuvimos durante el viaje, pero estos dependen mucho de los tipos de hoteles que elijáis. Nosotros no somos muy sibaritas por los que estuvimos en hoteles céntricos y en buenas condiciones, aunque no son ningún cinco estrellas.
También hay que tener en cuenta que el viaje fue realizado entre dos por lo que los costes de cosas como el coche de alquiler se ha dividido entre dos.
Avión: Vuelo directo Valencia - Trieste con la compañía Ryanair. 112,50 €
Hoteles: Total por persona: 112 €
- Barcolana Gold: 65 € habitación doble. 32,50 € por persona.
- Tourist Farm Pri Martinovih: 54 € habitación doble. 27 € por persona.
- Villa Forever: 45 € habitación doble. 22,50 € por persona.
- Guest House Hotel Riviera: 60 € habitación doble. 30 € por persona.
Aparcamiento aeropuerto Valencia: 33,50 €. Por persona 16,75 € por persona.
Alquiler de coche: El precio fue de 116,92 € durante 4 días con la compañía Avis. 58,46 € por persona.
Gasolina: 120 €. 60 € por persona.
Peajes autopistas: 70€. 35 € por persona.
Autobus Osijek - Belgrado: 29 € por persona.
Restaurantes: 132 € por persona.
Resto: 50 € por persona.
TOTAL COSTE DEL VIAJE POR PERSONA: 605 €
También hay que tener en cuenta que el viaje fue realizado entre dos por lo que los costes de cosas como el coche de alquiler se ha dividido entre dos.
Avión: Vuelo directo Valencia - Trieste con la compañía Ryanair. 112,50 €
Hoteles: Total por persona: 112 €
- Barcolana Gold: 65 € habitación doble. 32,50 € por persona.
- Tourist Farm Pri Martinovih: 54 € habitación doble. 27 € por persona.
- Villa Forever: 45 € habitación doble. 22,50 € por persona.
- Guest House Hotel Riviera: 60 € habitación doble. 30 € por persona.
Aparcamiento aeropuerto Valencia: 33,50 €. Por persona 16,75 € por persona.
Alquiler de coche: El precio fue de 116,92 € durante 4 días con la compañía Avis. 58,46 € por persona.
Gasolina: 120 €. 60 € por persona.
Peajes autopistas: 70€. 35 € por persona.
Autobus Osijek - Belgrado: 29 € por persona.
Restaurantes: 132 € por persona.
Resto: 50 € por persona.
TOTAL COSTE DEL VIAJE POR PERSONA: 605 €
Hoteles
- Trieste: Barcolana Gold.
No es precisamente un hotel, es más bien un piso que se alquila como si de una habitación de hotel se tratase. Esta muy céntrico, es limpio, incluye el desayuno y para los precios de los hoteles que hay en la ciudad es muy económico. Hay wifi, pero solo funciona a ciertas horas.
Booking.
Tripadvisor.
- Krska va: Tourist Farm Pri Martinovih.
Es una granja en medio de la nada en la frontera con Croacia. Nosotros la usamos solo para cenar y dormir porque íbamos de camino a Osijek en Croacia. La comida es muy buena, hay mucha tranquilidad y los dueños son muy amables. Buena idea si vais de camino a otro sitio.
Booking.
Tripadvisor.
- Belgrado: Villa Forever.
Un hotel muy céntrico, limpio, buena ducha y con wifi. Los hoteles en esta ciudad son bastante baratos por lo que no tendréis ningún problema en encontrar uno, pero este en concreto lo puedo recomendar porque es muy cómodo y barato.
Booking.
Tripadvisor.
- Pula: Hotel Riviera.
Este es un viejo hotel típico de las zonas turísticas de playa. Grandes escaleras en su entrada, habitaciones grandes con moqueta y ventanas gigantes. Esta ubicado a cinco minutos del centro, tiene zona de aparcamiento en la calle de sobra ( supongo que en verano será más díficil ) y un desayuno continental bien completo.
Booking.
Tripadvisor.
No es precisamente un hotel, es más bien un piso que se alquila como si de una habitación de hotel se tratase. Esta muy céntrico, es limpio, incluye el desayuno y para los precios de los hoteles que hay en la ciudad es muy económico. Hay wifi, pero solo funciona a ciertas horas.
Booking.
Tripadvisor.
- Krska va: Tourist Farm Pri Martinovih.
Es una granja en medio de la nada en la frontera con Croacia. Nosotros la usamos solo para cenar y dormir porque íbamos de camino a Osijek en Croacia. La comida es muy buena, hay mucha tranquilidad y los dueños son muy amables. Buena idea si vais de camino a otro sitio.
Booking.
Tripadvisor.
- Belgrado: Villa Forever.
Un hotel muy céntrico, limpio, buena ducha y con wifi. Los hoteles en esta ciudad son bastante baratos por lo que no tendréis ningún problema en encontrar uno, pero este en concreto lo puedo recomendar porque es muy cómodo y barato.
Booking.
Tripadvisor.
- Pula: Hotel Riviera.
Este es un viejo hotel típico de las zonas turísticas de playa. Grandes escaleras en su entrada, habitaciones grandes con moqueta y ventanas gigantes. Esta ubicado a cinco minutos del centro, tiene zona de aparcamiento en la calle de sobra ( supongo que en verano será más díficil ) y un desayuno continental bien completo.
Booking.
Tripadvisor.
Día 1
Trieste
En principio el primer día básicamente sería de viaje ya que nosotros somos de Alicante y teníamos que ir a Valencia en coche para coger el avión con destino Trieste. Ya que normalmente el parking del aeropuerto suele ser muy caro contratamos un parking externo para dejar el coche. En esta ocasión lo hicimos con www.parkingmanises.com que ya conocía del viaje a Marruecos.
El avión salia a las 14:50 por lo que llegamos a Trieste a las 17:00. Desde allí hay que coger el autobús número E06 que va del aeropuerto al centro de Trieste. El precio es de solo 3,80 euros, pero da tantas vueltas antes de llegar al centro que tardamos cerca de una hora.
Una vez en la ciudad tuvimos que buscar el hotel ya que no era el típico hotel sino como he indicado en la sección de hoteles era una habitación alquilada, no tuvimos mayor problema ya que el dueño nos llamó y quedó con nosotros en la puerta del edificio.
Después de dejar nuestras cosas fuimos a cenar en el típico restaurante italiano, ya que fue lo primero que encontramos no me acuerdo ni del nombre, pero vamos no vale la pena ni reseñarlo.
Por lo demás no vimos nada de la ciudad, apenas dimos una vuelta, hay una iglesia ortodoxa, el típico puerto de las ciudades costeras, una plaza grande y poca cosa más.
En principio el primer día básicamente sería de viaje ya que nosotros somos de Alicante y teníamos que ir a Valencia en coche para coger el avión con destino Trieste. Ya que normalmente el parking del aeropuerto suele ser muy caro contratamos un parking externo para dejar el coche. En esta ocasión lo hicimos con www.parkingmanises.com que ya conocía del viaje a Marruecos.
El avión salia a las 14:50 por lo que llegamos a Trieste a las 17:00. Desde allí hay que coger el autobús número E06 que va del aeropuerto al centro de Trieste. El precio es de solo 3,80 euros, pero da tantas vueltas antes de llegar al centro que tardamos cerca de una hora.
Una vez en la ciudad tuvimos que buscar el hotel ya que no era el típico hotel sino como he indicado en la sección de hoteles era una habitación alquilada, no tuvimos mayor problema ya que el dueño nos llamó y quedó con nosotros en la puerta del edificio.
Después de dejar nuestras cosas fuimos a cenar en el típico restaurante italiano, ya que fue lo primero que encontramos no me acuerdo ni del nombre, pero vamos no vale la pena ni reseñarlo.
Por lo demás no vimos nada de la ciudad, apenas dimos una vuelta, hay una iglesia ortodoxa, el típico puerto de las ciudades costeras, una plaza grande y poca cosa más.
Día 2
Trieste - Predjama - Bled - Krska va
Como en todos los viajes de este tipo es fundamental tener un coche de alquiler ya reservado con anterioridad, por lo que este día empezó cogiendo nuevamente el autobús donde nos había dejado la tarde anterior y volviendo al aeropuerto para recoger el coche.
Hay decenas de compañía de alquiler de coche, pero normalmente alquilo con AVIS no solo porque los coches suelen estar en perfecto estado, sino porque ante cualquier problema tiene un servicio post alquiler muy eficiente en España.
El primer destino del día fue visitar el Castillo de Predjama, la distancia entre el aeropuerto y este lugar es de unos 60 minutos. El castillo está en un bonito entorno, rodeado de montañas y prados verdes. Solo nos paseamos por el lugar e hicimos las fotos de rigor, ya que nos habían comentado que entrar no vale mucho la pena, porque en su interior no tiene nada de especial comparado con cualquier otro castillo europeo.
En la misma zona también es muy típico visitar las Cuevas de Postojna, nosotros no fuimos porque España está llena de lugares así y no queríamos perder más tiempo ya que el día iba a ser largo.
Después de la visita al castillo volvimos a coger la carretera esta vez con destino a la ciudad de Bled. Este lugar se encuentra enclavado en una zona de montañas y lagos donde se puede pasar una tarde tranquila. Es muy parecida a cientos de pueblos que podemos encontrar en la parte alpina de Suiza y Austria. La duración del viaje entre el castillo y Bled es aproximadamente de 1 hora y 20 minutos. Lo mejor para disfrutar del pueblo es acercarse al lago con el coche y después recorrer a pie parte del borde del mismo. A uno de los lados se encuentra el Castillo de Bled. Vale la pena subir hasta arriba y visitar el castillo por dos motivos, el primero es que el propio paseo ya merece la pena y el segundo es que desde esa zona podremos hacer unas fotos inmejorables de toda la zona del lago.
El día de hoy decidimos comer en esta ciudad y aunque las posibilidades son enormes también son bastante caras. En esta ocasión decidimos hacerle caso a nuestra inseparable amiga, la guía de Loney Planet y comimos en el Ostarija Peglez'n. El restaurante se encuentra justo al lado de la carretera frente a un hotel de cinco estrellas, aunque siempre pongo el enlace a Tripadvisor para que os podáis ubicar mejor, os comentaré que esta por la zona donde se alquilan los patinetes para pasear por el lago. El precio es muy razonable para la zona turística donde nos encontramos y la comida fue una de las mejores del viaje. Nos pusieron un risotto marino y una sopa de primero y de segundo un trozo de carne de sabor inmejorable. Gran lugar para disfrutar de una comida tranquila y sabrosa.
También si tenéis tiempo podéis alquilar un patinete para ir al centro del lago donde se encuentra una pequeña isla con una iglesia, si no os gusta pedalear hay unas pequeñas lanchas que os llevarán igualmente.
Al día siguiente queríamos ir a Serbia por lo que alquilamos un hotel en la frontera entre Eslovenia y Croacia, para que al día siguiente el viaje fuese un poco más llevadero. Encontramos por internet la granja hotel Tourist Farm Pri Martinovih. Esta ubicada en medio de la zona montañosa del sur de Eslovenia y sin GPS os diría que es prácticamente imposible encontrarla y más por la noche como llegamos nosotros, pero si disponéis de un GPS y marcáis las coordenadas correctas " Globocice 8, Krska Vas" os dejará en la misma puerta del hotel. El lugar es una granja principal donde se puede comer y otras granjas situadas al lado de esta donde se ubican las habitaciones. Nosotros llegamos por la noche a la hora de la cena que fue a base de alimentos cultivamos en la propia granja y carne de animales también de allí. No solamente que resulto un manjar sino que encima es de cultura ecológica. Para hacer la velada más agradable coincidimos con una fiesta de cumpleaños de un hombre de 80 años y pudimos escuchar música tradicional de esa región.
Como en todos los viajes de este tipo es fundamental tener un coche de alquiler ya reservado con anterioridad, por lo que este día empezó cogiendo nuevamente el autobús donde nos había dejado la tarde anterior y volviendo al aeropuerto para recoger el coche.
Hay decenas de compañía de alquiler de coche, pero normalmente alquilo con AVIS no solo porque los coches suelen estar en perfecto estado, sino porque ante cualquier problema tiene un servicio post alquiler muy eficiente en España.
El primer destino del día fue visitar el Castillo de Predjama, la distancia entre el aeropuerto y este lugar es de unos 60 minutos. El castillo está en un bonito entorno, rodeado de montañas y prados verdes. Solo nos paseamos por el lugar e hicimos las fotos de rigor, ya que nos habían comentado que entrar no vale mucho la pena, porque en su interior no tiene nada de especial comparado con cualquier otro castillo europeo.
En la misma zona también es muy típico visitar las Cuevas de Postojna, nosotros no fuimos porque España está llena de lugares así y no queríamos perder más tiempo ya que el día iba a ser largo.
Después de la visita al castillo volvimos a coger la carretera esta vez con destino a la ciudad de Bled. Este lugar se encuentra enclavado en una zona de montañas y lagos donde se puede pasar una tarde tranquila. Es muy parecida a cientos de pueblos que podemos encontrar en la parte alpina de Suiza y Austria. La duración del viaje entre el castillo y Bled es aproximadamente de 1 hora y 20 minutos. Lo mejor para disfrutar del pueblo es acercarse al lago con el coche y después recorrer a pie parte del borde del mismo. A uno de los lados se encuentra el Castillo de Bled. Vale la pena subir hasta arriba y visitar el castillo por dos motivos, el primero es que el propio paseo ya merece la pena y el segundo es que desde esa zona podremos hacer unas fotos inmejorables de toda la zona del lago.
El día de hoy decidimos comer en esta ciudad y aunque las posibilidades son enormes también son bastante caras. En esta ocasión decidimos hacerle caso a nuestra inseparable amiga, la guía de Loney Planet y comimos en el Ostarija Peglez'n. El restaurante se encuentra justo al lado de la carretera frente a un hotel de cinco estrellas, aunque siempre pongo el enlace a Tripadvisor para que os podáis ubicar mejor, os comentaré que esta por la zona donde se alquilan los patinetes para pasear por el lago. El precio es muy razonable para la zona turística donde nos encontramos y la comida fue una de las mejores del viaje. Nos pusieron un risotto marino y una sopa de primero y de segundo un trozo de carne de sabor inmejorable. Gran lugar para disfrutar de una comida tranquila y sabrosa.
También si tenéis tiempo podéis alquilar un patinete para ir al centro del lago donde se encuentra una pequeña isla con una iglesia, si no os gusta pedalear hay unas pequeñas lanchas que os llevarán igualmente.
Al día siguiente queríamos ir a Serbia por lo que alquilamos un hotel en la frontera entre Eslovenia y Croacia, para que al día siguiente el viaje fuese un poco más llevadero. Encontramos por internet la granja hotel Tourist Farm Pri Martinovih. Esta ubicada en medio de la zona montañosa del sur de Eslovenia y sin GPS os diría que es prácticamente imposible encontrarla y más por la noche como llegamos nosotros, pero si disponéis de un GPS y marcáis las coordenadas correctas " Globocice 8, Krska Vas" os dejará en la misma puerta del hotel. El lugar es una granja principal donde se puede comer y otras granjas situadas al lado de esta donde se ubican las habitaciones. Nosotros llegamos por la noche a la hora de la cena que fue a base de alimentos cultivamos en la propia granja y carne de animales también de allí. No solamente que resulto un manjar sino que encima es de cultura ecológica. Para hacer la velada más agradable coincidimos con una fiesta de cumpleaños de un hombre de 80 años y pudimos escuchar música tradicional de esa región.
Día 3
Krska va - Osijek - Belgrado
Nuestro tercer día de viaje iba a ser una gran paliza ya que nos despertamos en Eslovenia y deberíamos dormir esa noche en la capital de Serbia, por lo que el toque de diana de ese día fue a las 03:00 de la mañana. Nos hubiese gustado probar el desayuno de la granja, pero era imposible ya que el autobús nos esperaba en Osijek a las 07:00 de la mañana.
Cuando sonó el despertador lo primero que hice fue dirigirme a la ducha preparado para despejarme y poder conducir bien despierto, pero cual fue mi sorpresa cuando el agua empezó a salir completamente congelada, por lo que decidí lavarme bien la cara y dejar la ducha para más tarde. Teníamos algo de bollería que habíamos comprado en el supermercado de Bled el día anterior por lo que recogimos nuestras mochilas y nos fuimos al coche directamente.
Debíamos llegar a Croacia para coger una de sus autopistas e ir directamente a Osijek, para lograrlo primero tuvimos que ir por carreteras secundarias para salir de los alpes en Eslovenia. Una vez cruzada la frontera en Croacia no hace falta pegatina para circular por las autopistas, pero por el contrario teníamos que parar cada cuatro pasos en un peaje para abonar el pago por transitar por autopistas con concesiones privadas. Hay que reconocer que las carreteras en Croacia son realmente buenas, y las autopistas están completamente nuevas, por lo que el trayecto aunque largo, no se hizo del todo pesado. Hay que tener también en cuenta que el peaje no es precisamente barato, pero no queríamos perder tiempo conduciendo por carreteras secundarias.
Después de más de tres horas de conducir llegamos sobre las 06:30 a Osijek y nos fuimos directamente a la estación de autobuses. En la misma estación hay un aparcamiento subterráneo donde se puede dejar el coche sin ningún peligro y lo mejor de todo es que es completamente gratuito. Una vez aparcado el coche deambulamos por la estación, compramos algo caliente para desayunar y nos fuimos a la ventanilla de información para comprar los billetes del autobús. Había una chica joven y muy amable que en un mal inglés nos dijo que deberíamos comprarle los billetes al conductor del autobús, por lo que nos despreocupamos y esperamos en el número de parada que nos habían indicado.
Mientras esperábamos la gente empezaba a llegar, vimos muchos niños que jugaban mientras llegaba el autobús de la escuela, gente trabajadora y sobre todo gente con bolsas enormes de comida y ropa.
Sobre las 07:05 aparcó en nuestra parada un autobús que tenía un cartel que ponía Belgrado y otro en caracteres cirílicos, por lo que supusimos que era el nuestro. Me acerque al conductor que estaba bajo arreglando las maletas y le intente indicar que quería dos billetes para el trayecto, me miró fijamente y empezó a hablarme en serbio indicándome con la mano que me fuese hacia la estación. Yo como podía le empece a explicar que nos habían dicho que teníamos que comprar los billetes en el autobús, pero el hombre no atendía a razones. Volví nuevamente a la zona de información y la chica volvió a decirme lo mismo, por lo que empecé a estar un poco cabreado, sobre todo porque llevaba despierto desde las 03:00 y había conducido más de tres horas para llegar allí. Cuando volví al conductor, este empezó a decirme en ingles red house,.... red house.... y me señalaba fuera de la estación. Miré hacía donde me indicaba y vi un cartel rojo, por lo que mi amigo y yo cogimos las mochilas y fuimos corriendo hacia ese lugar. Cuando llegamos nos dimos cuenta de que era una agencia de transporte, entramos dentro y preguntamos por el autobús a Belgrado, gracias a que la chica que allí trabajaba hablaba perfectamente inglés pudimos saber que los billetes los teníamos que comprar en ese lugar. Pedimos un billete de ida y vuelta para no tener el mismo problema en Belgrado y salimos corriendo nuevamente hacía la estación, esperando que el conductor siguiese allí. Cuando llegamos corriendo nuevamente el hombre que nos esperaba nos hizo unas indicaciones con una sonrisa como que no había prisa, que nos esperaba, pero como tampoco entendíamos nada no sabíamos que pensar. Metimos las maletas en el portamaletas del autobús, nos cobró medio euro por el porte y por fin pudimos subir.
Podemos decir que no era el autobús más nuevo en el que había viajado, entre los caracteres cirílicos, lo antiguo que era y lo roto que estaba, parecía sacado de una película sobre la unión soviética. Una cosa que nos llamó la atención es que eramos los únicos turistas que estábamos allí, el resto de la gente era autóctona, la mayoría era gente mayor vestida de negro. Ellos con traje de invierno y boina en la cabeza y ellas con un vestido negro y un pañuelo del mismo color sobre la cabeza, nosotros por contra con unos vaqueros y apenas unas sudaderas de primavera, como buenos turistas pagamos el pato, ya que al día siguiente pudimos saber en Belgrado porque la gente iba de invierno. Nadie hablaba inglés, pero como nuestro destino era el final del trayecto tampoco nos preocupamos mucho, es más yo aproveché para dar una pequeña cabezada.
Nuestro tercer día de viaje iba a ser una gran paliza ya que nos despertamos en Eslovenia y deberíamos dormir esa noche en la capital de Serbia, por lo que el toque de diana de ese día fue a las 03:00 de la mañana. Nos hubiese gustado probar el desayuno de la granja, pero era imposible ya que el autobús nos esperaba en Osijek a las 07:00 de la mañana.
Cuando sonó el despertador lo primero que hice fue dirigirme a la ducha preparado para despejarme y poder conducir bien despierto, pero cual fue mi sorpresa cuando el agua empezó a salir completamente congelada, por lo que decidí lavarme bien la cara y dejar la ducha para más tarde. Teníamos algo de bollería que habíamos comprado en el supermercado de Bled el día anterior por lo que recogimos nuestras mochilas y nos fuimos al coche directamente.
Debíamos llegar a Croacia para coger una de sus autopistas e ir directamente a Osijek, para lograrlo primero tuvimos que ir por carreteras secundarias para salir de los alpes en Eslovenia. Una vez cruzada la frontera en Croacia no hace falta pegatina para circular por las autopistas, pero por el contrario teníamos que parar cada cuatro pasos en un peaje para abonar el pago por transitar por autopistas con concesiones privadas. Hay que reconocer que las carreteras en Croacia son realmente buenas, y las autopistas están completamente nuevas, por lo que el trayecto aunque largo, no se hizo del todo pesado. Hay que tener también en cuenta que el peaje no es precisamente barato, pero no queríamos perder tiempo conduciendo por carreteras secundarias.
Después de más de tres horas de conducir llegamos sobre las 06:30 a Osijek y nos fuimos directamente a la estación de autobuses. En la misma estación hay un aparcamiento subterráneo donde se puede dejar el coche sin ningún peligro y lo mejor de todo es que es completamente gratuito. Una vez aparcado el coche deambulamos por la estación, compramos algo caliente para desayunar y nos fuimos a la ventanilla de información para comprar los billetes del autobús. Había una chica joven y muy amable que en un mal inglés nos dijo que deberíamos comprarle los billetes al conductor del autobús, por lo que nos despreocupamos y esperamos en el número de parada que nos habían indicado.
Mientras esperábamos la gente empezaba a llegar, vimos muchos niños que jugaban mientras llegaba el autobús de la escuela, gente trabajadora y sobre todo gente con bolsas enormes de comida y ropa.
Sobre las 07:05 aparcó en nuestra parada un autobús que tenía un cartel que ponía Belgrado y otro en caracteres cirílicos, por lo que supusimos que era el nuestro. Me acerque al conductor que estaba bajo arreglando las maletas y le intente indicar que quería dos billetes para el trayecto, me miró fijamente y empezó a hablarme en serbio indicándome con la mano que me fuese hacia la estación. Yo como podía le empece a explicar que nos habían dicho que teníamos que comprar los billetes en el autobús, pero el hombre no atendía a razones. Volví nuevamente a la zona de información y la chica volvió a decirme lo mismo, por lo que empecé a estar un poco cabreado, sobre todo porque llevaba despierto desde las 03:00 y había conducido más de tres horas para llegar allí. Cuando volví al conductor, este empezó a decirme en ingles red house,.... red house.... y me señalaba fuera de la estación. Miré hacía donde me indicaba y vi un cartel rojo, por lo que mi amigo y yo cogimos las mochilas y fuimos corriendo hacia ese lugar. Cuando llegamos nos dimos cuenta de que era una agencia de transporte, entramos dentro y preguntamos por el autobús a Belgrado, gracias a que la chica que allí trabajaba hablaba perfectamente inglés pudimos saber que los billetes los teníamos que comprar en ese lugar. Pedimos un billete de ida y vuelta para no tener el mismo problema en Belgrado y salimos corriendo nuevamente hacía la estación, esperando que el conductor siguiese allí. Cuando llegamos corriendo nuevamente el hombre que nos esperaba nos hizo unas indicaciones con una sonrisa como que no había prisa, que nos esperaba, pero como tampoco entendíamos nada no sabíamos que pensar. Metimos las maletas en el portamaletas del autobús, nos cobró medio euro por el porte y por fin pudimos subir.
Podemos decir que no era el autobús más nuevo en el que había viajado, entre los caracteres cirílicos, lo antiguo que era y lo roto que estaba, parecía sacado de una película sobre la unión soviética. Una cosa que nos llamó la atención es que eramos los únicos turistas que estábamos allí, el resto de la gente era autóctona, la mayoría era gente mayor vestida de negro. Ellos con traje de invierno y boina en la cabeza y ellas con un vestido negro y un pañuelo del mismo color sobre la cabeza, nosotros por contra con unos vaqueros y apenas unas sudaderas de primavera, como buenos turistas pagamos el pato, ya que al día siguiente pudimos saber en Belgrado porque la gente iba de invierno. Nadie hablaba inglés, pero como nuestro destino era el final del trayecto tampoco nos preocupamos mucho, es más yo aproveché para dar una pequeña cabezada.
El pase fronterizo fue muy cómodo, en la parte croata no tuvimos ni que bajar del autobús, le dimos nuestros documentos ( sobra con llevar el DNI ) a una policía que subió y cuando cruzamos el paso nos los devolvieron. En la parte serbia tuvimos que bajar nosotros, hacer la típica cola de rigor, enseñar nuestros documentos, una mirada rápida del agente de aduanas y nuevamente al autobús.
Llegamos a la estación de Belgrado sobre las 11:00, teniendo en cuenta las carreteras, el autobús y la aduana nos pareció un tiempo más que razonable. Lo primero que hicimos fue dirigirnos directamente al hotel, para poder dejar nuestras mochilas y darnos una reconfortante ducha.
En recepción la chica joven que nos atendió hablaba perfectamente inglés, el hotel estaba bien ya que era céntrico, tranquilo y limpio. Para empezar el día de visita tenía unas dudas que no había podido solventar por internet, por lo que nuestro primer destino fue la oficina de turismo, que se encuentra en la calle Khez Mihailova 18. Hay que reconocer que esta ciudad es muy poco turística, ya que el único visitante de la oficina era yo, estuve preguntando sobre donde visitar los edificios bombardeados durante la guerra de los balcanes, me los señalaron, pero se quedaron un poco extrañadas, ya que pensaban que les preguntaríamos por la catedral o el casco antiguo.
Una vez con la información necesaria nos dirigimos a la zona de la catedral, pero antes teníamos ya bastante hambre, por lo que decidimos dar un bocado de camino. Esta ciudad esta llena de lo que ellos llaman Kioscos, son unos lugares pequeños donde se pide la comida para llevar, aunque no hay que pensar que son lugares malos, sino simplemente para comer por la calle. El más famoso y sin lugar a dudas más recomendable es el que se encuentra en la calle Balkanska, detrás del hotel Moskva. Bajando por la calle lo encontraremos en la acera de la izquierda. Tenemos que estar muy atentos ya que no es más que una ventana con una fachada roja donde una mujer prepara unas hamburguesas espectaculares, son tan grandes como apetitosas. ( En la foto de abajo podemos ver el kiosko )
Una vez tuvimos el estomago lleno recomiendo visitar tranquilamente la calle principal Knez Mihailova, aquí uno se puede hacer una idea de como es Belgrado por dentro. Como no queríamos tener problemas con los horarios fuimos directamente a la Catedral de Sveti Sava. Desde que uno se fija en la fachada ya se da cuenta de que no esta ante la típica catedral ortodoxa de la zona del este de Europa, la verdad es que impresiona, sobre todo porque es la más grande del mundo. Por dentro esta aún sin terminar de construir, pero uno puede hacerse una idea de la magnitud que tendrá cuando este acabada. No hay comparación posible en el mundo ortodoxo, ni siquiera la catedral de Santa Sofia en Bulgaria le hace sombra a este majestuoso templo. Cerca de esta se encuentra la iglesia Svetog Marca, aunque muy bonita por sus colores rojos, es incomparable con su hermana mayor.
Si miramos alrededor de la iglesia veremos unos de los motivos importantes por los que estamos en esta zona, el edificio sin fachada y medio destruido que veremos es la sede de la radio de Belgrado. Este edificio fue bombardeado durante la guerra de los balcanes y en él murieron reporteros que trabajaban intentando informar al país de las catástrofes de la guerra. No se puede entrar ya que esta en mal estado, pero podremos hacerle una foto desde lejos.
Llegamos a la estación de Belgrado sobre las 11:00, teniendo en cuenta las carreteras, el autobús y la aduana nos pareció un tiempo más que razonable. Lo primero que hicimos fue dirigirnos directamente al hotel, para poder dejar nuestras mochilas y darnos una reconfortante ducha.
En recepción la chica joven que nos atendió hablaba perfectamente inglés, el hotel estaba bien ya que era céntrico, tranquilo y limpio. Para empezar el día de visita tenía unas dudas que no había podido solventar por internet, por lo que nuestro primer destino fue la oficina de turismo, que se encuentra en la calle Khez Mihailova 18. Hay que reconocer que esta ciudad es muy poco turística, ya que el único visitante de la oficina era yo, estuve preguntando sobre donde visitar los edificios bombardeados durante la guerra de los balcanes, me los señalaron, pero se quedaron un poco extrañadas, ya que pensaban que les preguntaríamos por la catedral o el casco antiguo.
Una vez con la información necesaria nos dirigimos a la zona de la catedral, pero antes teníamos ya bastante hambre, por lo que decidimos dar un bocado de camino. Esta ciudad esta llena de lo que ellos llaman Kioscos, son unos lugares pequeños donde se pide la comida para llevar, aunque no hay que pensar que son lugares malos, sino simplemente para comer por la calle. El más famoso y sin lugar a dudas más recomendable es el que se encuentra en la calle Balkanska, detrás del hotel Moskva. Bajando por la calle lo encontraremos en la acera de la izquierda. Tenemos que estar muy atentos ya que no es más que una ventana con una fachada roja donde una mujer prepara unas hamburguesas espectaculares, son tan grandes como apetitosas. ( En la foto de abajo podemos ver el kiosko )
Una vez tuvimos el estomago lleno recomiendo visitar tranquilamente la calle principal Knez Mihailova, aquí uno se puede hacer una idea de como es Belgrado por dentro. Como no queríamos tener problemas con los horarios fuimos directamente a la Catedral de Sveti Sava. Desde que uno se fija en la fachada ya se da cuenta de que no esta ante la típica catedral ortodoxa de la zona del este de Europa, la verdad es que impresiona, sobre todo porque es la más grande del mundo. Por dentro esta aún sin terminar de construir, pero uno puede hacerse una idea de la magnitud que tendrá cuando este acabada. No hay comparación posible en el mundo ortodoxo, ni siquiera la catedral de Santa Sofia en Bulgaria le hace sombra a este majestuoso templo. Cerca de esta se encuentra la iglesia Svetog Marca, aunque muy bonita por sus colores rojos, es incomparable con su hermana mayor.
Si miramos alrededor de la iglesia veremos unos de los motivos importantes por los que estamos en esta zona, el edificio sin fachada y medio destruido que veremos es la sede de la radio de Belgrado. Este edificio fue bombardeado durante la guerra de los balcanes y en él murieron reporteros que trabajaban intentando informar al país de las catástrofes de la guerra. No se puede entrar ya que esta en mal estado, pero podremos hacerle una foto desde lejos.
Después de ver nuestro primer edificio destruido por los bombardeos de la OTAN quisimos ver los famosos edificios destruidos de Belgrado, para ello no tienes más que dirigirte a la calle Kralja Milana y cruzar a la Kneza Milosa. Recorrer estas calles y comprobar como se quedaron los edificios después de la guerra impresiona, sobre todo teniendo en cuenta que no han sido restaurados ni derruidos, para recordar a la gente la barbarie de la guerra. Aconsejo andar tranquilamente por la larga calle admirando la naturalidad de los habitantes que están acostumbrados a ver los edificios cada día, pero que esto crea aún una estampa más sorprendente. Aunque la ciudad es bonita y tiene un aura misteriosa, es este lugar el que la diferencia del resto de capitales europeas, en ninguna de ellas podremos ver tan claramente los estragos de una guerra, aún relativamente reciente.
Nos quedaba ver la zona del parque de Kalemegdan con su fortaleza, pero de camino decidimos visitar el resto de las zonas que nos quedaban. Subiendo por la calle Kralja Milana llegaremos hasta la Plaza de la República. Este lugar divide el centro en dos partes, si seguimos por la Knez Mihailova en dirección al parque estaremos en el barrio Stari Grad, con sus cafes, restaurantes y tiendas, toda una zona que disfrutar, sobre todo por sus terrazas de noche, pero si por el contrario vamos hacia la calle Francuska, llegaremos a la calle Skadarska. Este lugar es conocido como la zona bohemia de Belgrado y la verdad es que es un lugar mágico, digamos que parece un pequeño pueblo metido en medio de una gran ciudad. Sus calle adoquinadas, sus cafres con terrazas, sus vendedores de flores y por supuestos decenas de pequeñas tiendas artesanas donde podréis encontrar casi de todo. Este es un lugar maravilloso por si queréis tomar una cerveza tranquilos y descansar un poco los pies de un largo día de ajetreo.
Después de una refrescante cerveza nosotros continuamos nuestro camino hasta el parque de Kalemegdan. En esta pequeña colina uno puede visitar el museo militar, ubicado en una antigua fortaleza donde hacerse unas fotos con los artefactos de la guerra de los balcanes o sentarse tranquilamente en un banco y divisar la conocida isla del Danubio. En este lugar confluyen los ríos Danubio y Sava por lo que es un lugar inmejorable para apreciar la naturaleza en su estado más vivo.
Para finalizar el largo día, recordemos que llevamos despiertos desde las tres de la mañana y amanecimos en las montañas eslovenas, decidimos ir a cenar algo antes de ir a dormir. No encontramos ninguno de los restaurantes que nos recomendaban en la guía por lo que decidimos entrar a una especie de restaurante pijo, que la verdad no fue un gran acierto, por lo que no voy ni a recomendarlo.
Después de un duro día decidimos ir directamente al hotel, para poder descansar un poco ya que nuestro autobús de vuelta a la unión europea salí sobre las 07:00 de la mañana.
Después de una refrescante cerveza nosotros continuamos nuestro camino hasta el parque de Kalemegdan. En esta pequeña colina uno puede visitar el museo militar, ubicado en una antigua fortaleza donde hacerse unas fotos con los artefactos de la guerra de los balcanes o sentarse tranquilamente en un banco y divisar la conocida isla del Danubio. En este lugar confluyen los ríos Danubio y Sava por lo que es un lugar inmejorable para apreciar la naturaleza en su estado más vivo.
Para finalizar el largo día, recordemos que llevamos despiertos desde las tres de la mañana y amanecimos en las montañas eslovenas, decidimos ir a cenar algo antes de ir a dormir. No encontramos ninguno de los restaurantes que nos recomendaban en la guía por lo que decidimos entrar a una especie de restaurante pijo, que la verdad no fue un gran acierto, por lo que no voy ni a recomendarlo.
Después de un duro día decidimos ir directamente al hotel, para poder descansar un poco ya que nuestro autobús de vuelta a la unión europea salí sobre las 07:00 de la mañana.
Día 4
Belgrado - Vukovar - Pula
La idea de hoy consistía en ir hacía el oeste para volver a Croacia y quedarnos cerca del aeropuerto de Trieste, la ciudad escogida fue Pula que se encuentra en la península de Istra.
Nuestro autobús con dirección a Osijek salía a las 07:00 por lo que decidimos madrugar e ir directamente a la parada de autobuses. Una vez allí fuimos al punto de información para saber el anden donde deberíamos esperar a nuestro autobús, pero ante mis sorpresa en la oficina nadie hablaba ingles. En ese momento nos dimos cuenta que teníamos un problema ya que la estación esta llena de andenes en tres partes diferentes, por lo que si no sabíamos más o menos en que parte esperar teníamos muchas posibilidades de no poder salir de Serbia.
Después de deambular durante media hora buscando sin éxito alguien que hablara inglés encontramos una agencia de viajes privada, donde la chica no solo hablaba un poco inglés, sino que se molesto en indicarnos con número el andén donde deberíamos esperar a nuestro autobús.
Aunque en nuestro billete ponía que deberíamos salir a las 07:00 el conductor no apareció por allí hasta las 08:30, cosa que nos puso un poco nerviosos ya que llegamos a pensar que nos habíamos equivocado de andén y habíamos perdido el autobús con destino a Croacia.
Aprovechamos nuestro trayecto para dormir un poco hasta que llegamos a la frontera, una vez allí pasar la aduana Serbia fue un mero tramite pero la croata nos llevó algo más de tiempo. Los jefes de aduana se fijaron en nosotros, ya que eramos los únicos turistas que había en el autobús, por lo que tuvimos que bajar, sacar nuestros macutos y vaciarlos encima de unas mesas. Como si de una película se tratase, estábamos los dos españoles sacando nuestra ropa interior de nuestras mochilas mientras dos agentes serios nos inspeccionaban todo cuidadosamente.
Después de revolver un poco más nuestras mochilas y un par de preguntas nos dejaron pasar con un bonita sonrisa, mientras el resto de pasajeros esperaban subidos en el autobús.
Sobre las 12:30 llegamos a Osijek, bajamos al aparcamiento de la parada de autobuses y cogimos el coche con dirección a Pula, pero antes queríamos pasar por un pueblo fronterizo croata llamado Vukovar. Nos habían hablado mucho del pueblo, ya que fue sitiado y destruido durante la guerra de los balcanes, por lo que nos pareció interesante ir un poco hacia atrás y visitarlo. En coche es apenas media hora de trayecto, y vale la pena, ya que cuando estás entrando al pueblo puedes ver tanques abandonados en la cuneta de la carretera y casas con las fachadas destruidas con señales de metralla. Dimos una vuelta para hacer algunas fotos y aparcamos por el centro para ver un mercado callejero que nos pareció interesante, en el que compramos algo para almorzar.
La moneda de Serbia no tiene validez legal fuera del país por lo que toda la que saquéis de allí sin cambiar no podréis usarla, yo había leído en algunos blogs que en la ciudad de Vukovar al ser fronteriza me admitirían el cambió... pero no fue así, por lo que nos encontramos que llevábamos más de cien euros en dinares y no podíamos hacer nada con ellos.
Un vez visto Vukovar decidimos ir a la frontera Serbia en coche para poder cambiar el dinero. Una vez allí tuve que cruzar la frontera a pie mientras explicaba a cada uno de los agentes con los que me iba encontrando que quería cambiar los dinares serbios a kunas croatas. Finalmente y después de dar unas cuantas explicaciones pude volver a suelo croata con el dinero cambiado.
Entre la visita de la ciudad fronteriza y lo del dinero habíamos perdido mucho tiempo y la distancia entre donde estábamos y donde queríamos dormir era de unas seis horas, por lo que decidimos sin más dilación ponernos en marcha.
La idea de hoy consistía en ir hacía el oeste para volver a Croacia y quedarnos cerca del aeropuerto de Trieste, la ciudad escogida fue Pula que se encuentra en la península de Istra.
Nuestro autobús con dirección a Osijek salía a las 07:00 por lo que decidimos madrugar e ir directamente a la parada de autobuses. Una vez allí fuimos al punto de información para saber el anden donde deberíamos esperar a nuestro autobús, pero ante mis sorpresa en la oficina nadie hablaba ingles. En ese momento nos dimos cuenta que teníamos un problema ya que la estación esta llena de andenes en tres partes diferentes, por lo que si no sabíamos más o menos en que parte esperar teníamos muchas posibilidades de no poder salir de Serbia.
Después de deambular durante media hora buscando sin éxito alguien que hablara inglés encontramos una agencia de viajes privada, donde la chica no solo hablaba un poco inglés, sino que se molesto en indicarnos con número el andén donde deberíamos esperar a nuestro autobús.
Aunque en nuestro billete ponía que deberíamos salir a las 07:00 el conductor no apareció por allí hasta las 08:30, cosa que nos puso un poco nerviosos ya que llegamos a pensar que nos habíamos equivocado de andén y habíamos perdido el autobús con destino a Croacia.
Aprovechamos nuestro trayecto para dormir un poco hasta que llegamos a la frontera, una vez allí pasar la aduana Serbia fue un mero tramite pero la croata nos llevó algo más de tiempo. Los jefes de aduana se fijaron en nosotros, ya que eramos los únicos turistas que había en el autobús, por lo que tuvimos que bajar, sacar nuestros macutos y vaciarlos encima de unas mesas. Como si de una película se tratase, estábamos los dos españoles sacando nuestra ropa interior de nuestras mochilas mientras dos agentes serios nos inspeccionaban todo cuidadosamente.
Después de revolver un poco más nuestras mochilas y un par de preguntas nos dejaron pasar con un bonita sonrisa, mientras el resto de pasajeros esperaban subidos en el autobús.
Sobre las 12:30 llegamos a Osijek, bajamos al aparcamiento de la parada de autobuses y cogimos el coche con dirección a Pula, pero antes queríamos pasar por un pueblo fronterizo croata llamado Vukovar. Nos habían hablado mucho del pueblo, ya que fue sitiado y destruido durante la guerra de los balcanes, por lo que nos pareció interesante ir un poco hacia atrás y visitarlo. En coche es apenas media hora de trayecto, y vale la pena, ya que cuando estás entrando al pueblo puedes ver tanques abandonados en la cuneta de la carretera y casas con las fachadas destruidas con señales de metralla. Dimos una vuelta para hacer algunas fotos y aparcamos por el centro para ver un mercado callejero que nos pareció interesante, en el que compramos algo para almorzar.
La moneda de Serbia no tiene validez legal fuera del país por lo que toda la que saquéis de allí sin cambiar no podréis usarla, yo había leído en algunos blogs que en la ciudad de Vukovar al ser fronteriza me admitirían el cambió... pero no fue así, por lo que nos encontramos que llevábamos más de cien euros en dinares y no podíamos hacer nada con ellos.
Un vez visto Vukovar decidimos ir a la frontera Serbia en coche para poder cambiar el dinero. Una vez allí tuve que cruzar la frontera a pie mientras explicaba a cada uno de los agentes con los que me iba encontrando que quería cambiar los dinares serbios a kunas croatas. Finalmente y después de dar unas cuantas explicaciones pude volver a suelo croata con el dinero cambiado.
Entre la visita de la ciudad fronteriza y lo del dinero habíamos perdido mucho tiempo y la distancia entre donde estábamos y donde queríamos dormir era de unas seis horas, por lo que decidimos sin más dilación ponernos en marcha.
El día de hoy estaba siendo un día metido en el coche, parando únicamente en los peajes y en alguna gasolinera para repostar. A diferencia de Eslovenia donde comprando la pegatina de las autovías ya las tenías pagadas, aquí había que ir parando cada dos por tres para tener que pagar un nuevo peaje.
Como estábamos pasando cerca de Zagreb, decidimos que era hora ya de parar a comer. Nuestra primera idea fue entrar en la ciudad, pero como íbamos muy mal de tiempo decidimos que entrar hasta la capital nos llevaría una cantidad de tiempo de la que realmente no disponíamos.
Por todo esto estuvimos leyendo nuestra guía y decidimos parar en Samobor. Es un pequeño pueblo entrando ya en los alpes antes de Eslovenia, la guía recomendaba el Pri Staroj Vuri. El sitio estaba bien, una casa con un bonito jardín en las afueras del pueblo, el único problema es que llegamos un poco tarde para comer. Cuando nos vieron entrar a esas horas en lugar de decir que estaba cerrado nos ofrecieron comer sin problemas, por lo que degustamos un par de platos de carne y una refrescante cerveza. Charlamos un poco con el camarero y le dejamos propina por las molestias. La comida no fue realmente ninguna maravilla, pero teniendo en cuenta la hora que era y las molestias ocasionadas nos pareció un buen lugar de descanso.
Con el estomago lleno y después de estirar un poco las piernas decidimos seguir nuestro camino.
Llegamos a Pula a eso de las 21:00 después de cruzar toda la península de Istra. Las carreteras hasta le península fueron autovías muy cómodas, pero en esta parte y debido a lo abrupto del lugar eran carreteras de un solo carril donde había mucho tráfico.
Esta parte de Croacia es completamente diferente de la que veníamos, mientras que el este esta lleno de reductos de la guerra, lugares curiosos de visitar y gente tradicional esta nueva Croacia no era más que el típico lugar vacacional de la costa mediterránea. Quizás sea porque vivo en Alicante, pero el oeste de Croacia no me pareció diferente a nuestros lugares turísticos. Cientos de construcciones en los acantilados, carreteras atestadas de coches y cientos de restaurante de comida rápida.
Fuimos directamente al hotel Riviera, se trata de un antiguo hotel cerca del mar. Aunque se nota que ya ha pasado su época dorada, para nosotros fue suficiente para pasar la noche. No tiene aparcamiento privado pero justo al lado encontramos un descampado donde había otros muchos coches estacionados, por lo que nosotros hicimos lo mismo.
Entre buscar el hotel, aparcamiento y el check in, se nos hizo muy tarde para poder cenar en algún sitio tradicional y aunque es de esas cosas que no me gusta nada hacer tuvimos que cenar en un McDonald's. Una hamburguesa y una patatas fritas fue suficiente para poder llenar el estomago y dar una vuelta por la ciudad para verla un poco.
Primero nos dirigimos al anfiteatro romano, lugar espectacular donde en el momento de mayor esplendor tenía capacidad para 20.000 espectadores. Si os fijáis bien en las paredes se puede apreciar hasta donde se enganchaba la lona del techo que cubría parte del anfiteatro y alejaba a los espectadores del sofocante sol. Imaginar ese lugar lleno de gente mientras veían las luchas de gladiadores es algo espectacular. Continuando por la misma calle, llegamos al centro donde nos encontramos directamente con el arco del triunfo de los Sergio, podemos decir que esta era la entrada a la antigua ciudad romana de Pula. Si desde aquí nos dirigimos hacia el mar llegaremos al templo de Augusto.
Debido a las horas que eran nosotros no tuvimos tiempo de ver nada más, nos fuimos a un pub que recomendaba la guía, nos tomamos una cerveza y decidimos volver al hotel a descansar, después de la paliza de viaje que llevábamos desde Belgrado.
Como estábamos pasando cerca de Zagreb, decidimos que era hora ya de parar a comer. Nuestra primera idea fue entrar en la ciudad, pero como íbamos muy mal de tiempo decidimos que entrar hasta la capital nos llevaría una cantidad de tiempo de la que realmente no disponíamos.
Por todo esto estuvimos leyendo nuestra guía y decidimos parar en Samobor. Es un pequeño pueblo entrando ya en los alpes antes de Eslovenia, la guía recomendaba el Pri Staroj Vuri. El sitio estaba bien, una casa con un bonito jardín en las afueras del pueblo, el único problema es que llegamos un poco tarde para comer. Cuando nos vieron entrar a esas horas en lugar de decir que estaba cerrado nos ofrecieron comer sin problemas, por lo que degustamos un par de platos de carne y una refrescante cerveza. Charlamos un poco con el camarero y le dejamos propina por las molestias. La comida no fue realmente ninguna maravilla, pero teniendo en cuenta la hora que era y las molestias ocasionadas nos pareció un buen lugar de descanso.
Con el estomago lleno y después de estirar un poco las piernas decidimos seguir nuestro camino.
Llegamos a Pula a eso de las 21:00 después de cruzar toda la península de Istra. Las carreteras hasta le península fueron autovías muy cómodas, pero en esta parte y debido a lo abrupto del lugar eran carreteras de un solo carril donde había mucho tráfico.
Esta parte de Croacia es completamente diferente de la que veníamos, mientras que el este esta lleno de reductos de la guerra, lugares curiosos de visitar y gente tradicional esta nueva Croacia no era más que el típico lugar vacacional de la costa mediterránea. Quizás sea porque vivo en Alicante, pero el oeste de Croacia no me pareció diferente a nuestros lugares turísticos. Cientos de construcciones en los acantilados, carreteras atestadas de coches y cientos de restaurante de comida rápida.
Fuimos directamente al hotel Riviera, se trata de un antiguo hotel cerca del mar. Aunque se nota que ya ha pasado su época dorada, para nosotros fue suficiente para pasar la noche. No tiene aparcamiento privado pero justo al lado encontramos un descampado donde había otros muchos coches estacionados, por lo que nosotros hicimos lo mismo.
Entre buscar el hotel, aparcamiento y el check in, se nos hizo muy tarde para poder cenar en algún sitio tradicional y aunque es de esas cosas que no me gusta nada hacer tuvimos que cenar en un McDonald's. Una hamburguesa y una patatas fritas fue suficiente para poder llenar el estomago y dar una vuelta por la ciudad para verla un poco.
Primero nos dirigimos al anfiteatro romano, lugar espectacular donde en el momento de mayor esplendor tenía capacidad para 20.000 espectadores. Si os fijáis bien en las paredes se puede apreciar hasta donde se enganchaba la lona del techo que cubría parte del anfiteatro y alejaba a los espectadores del sofocante sol. Imaginar ese lugar lleno de gente mientras veían las luchas de gladiadores es algo espectacular. Continuando por la misma calle, llegamos al centro donde nos encontramos directamente con el arco del triunfo de los Sergio, podemos decir que esta era la entrada a la antigua ciudad romana de Pula. Si desde aquí nos dirigimos hacia el mar llegaremos al templo de Augusto.
Debido a las horas que eran nosotros no tuvimos tiempo de ver nada más, nos fuimos a un pub que recomendaba la guía, nos tomamos una cerveza y decidimos volver al hotel a descansar, después de la paliza de viaje que llevábamos desde Belgrado.
Día 5
Pula - Piran - Trieste
Hoy es nuestro último día de viaje y nuestro avión sale a las 16:30 de la tarde, el único problema es que estamos en el sur de la península de Istra y para llegar a Trieste tenemos que cruzar toda la península, recorrer Eslovenia y llegar hasta el aeropuerto en Italia.
Nos levantamos sobre las 08:00 para aprovechar el día, como estamos en un hotel gigantesco cuando vamos a desayunar nos encontramos con un salón enorme, aunque casi vacío, estamos seguros de que este lugar conoció épocas mejores. Este hotel es de la época soviética cuando todos estos países eran la antigua Yugoslavia, ahora es un edificio gigante, lleno de habitaciones vacías pero que conserva sus habitaciones bastante bien.
Después de un desayuno en el buffet libre del hotel, realizamos el check out y nos fuimos al aparcamiento. Antes de dejar la ciudad recorrimos en coche sus calles hasta llegar a su playa y paramos para tocar el agua y hacernos un par de fotos de rigor.
Nuestro nuevo destino era Piran en Eslovenia. Es una pequeña ciudad costera que tiene el puerto veneciano medieval mejor conservado de la zona. Desde Pula tardamos un hora y media. Cuando lleguéis al pueblo os daréis cuenta de que justo a la entrada hay un puesto con una barra como la de las autopistas que os impide el paso. El centro del pueblo esta solo permitido a residentes y por lo tanto no os aconsejo que intentéis entrar con el coche, ya que a la mínima os pondrán un cepo en la rueda y tendréis que buscar a la policía para pagar la multa. Para evitar esto justo antes de la entrada al pueblo, a vuestra izquierda veréis un aparcamiento con diferentes alturas, la mejor opción es dejar el coche allí y seguir vuestro camino a pie. Desde el aparcamiento hasta el pueblo hay unos cinco minutos andando, por lo que es la mejor y única opción.
Una vez dentro del pueblo, la mejor forma de visitarlo es seguir su paseo marítimo, primero nos encontraremos rodeados de pescadores que vienen de realizar la faena diaria, bonita estampa en un día soleado y con el adriático de telón de fondo. Si seguimos paseando por aquí llegaremos a un lugar de piedra con unas escaleras que la gente usa para bañarse, como si de una piscina se tratase la gente llega a las escaleras, baja y por ellas y ya esta bañándose en el mar. La verdad es que para gente como yo que no somos muy amantes de la arena de la playa es un buen método para darse un buen baño en el mar.
Llegará un momento que se acabará el paseo y tendremos que subir unas escaleras para llegar a la iglesia de San Jorge. Lo más bonito de todo es el torreón veneciano que tiene y que se encuentra en lo alto del pueblo, desde donde tendremos unas vistas inmejorables de toda la zona. Después de esto deberemos dirigirnos a la parte baja, deambulando por sus estrechas callejuelas. Una vez llegada a la parte baja nos encontramos con la Plaza Tartini. Este es un buen lugar para tomar algo, si es verano y la temperatura acompaña yo os recomiendo un helado en la heladería que se encuentra en una de las esquinas de la plaza. A diferencia de nuestros helados que suelen estar exageradamente congelados, los de esta zona están cremosos y son más agradables al paladar.
Hoy es nuestro último día de viaje y nuestro avión sale a las 16:30 de la tarde, el único problema es que estamos en el sur de la península de Istra y para llegar a Trieste tenemos que cruzar toda la península, recorrer Eslovenia y llegar hasta el aeropuerto en Italia.
Nos levantamos sobre las 08:00 para aprovechar el día, como estamos en un hotel gigantesco cuando vamos a desayunar nos encontramos con un salón enorme, aunque casi vacío, estamos seguros de que este lugar conoció épocas mejores. Este hotel es de la época soviética cuando todos estos países eran la antigua Yugoslavia, ahora es un edificio gigante, lleno de habitaciones vacías pero que conserva sus habitaciones bastante bien.
Después de un desayuno en el buffet libre del hotel, realizamos el check out y nos fuimos al aparcamiento. Antes de dejar la ciudad recorrimos en coche sus calles hasta llegar a su playa y paramos para tocar el agua y hacernos un par de fotos de rigor.
Nuestro nuevo destino era Piran en Eslovenia. Es una pequeña ciudad costera que tiene el puerto veneciano medieval mejor conservado de la zona. Desde Pula tardamos un hora y media. Cuando lleguéis al pueblo os daréis cuenta de que justo a la entrada hay un puesto con una barra como la de las autopistas que os impide el paso. El centro del pueblo esta solo permitido a residentes y por lo tanto no os aconsejo que intentéis entrar con el coche, ya que a la mínima os pondrán un cepo en la rueda y tendréis que buscar a la policía para pagar la multa. Para evitar esto justo antes de la entrada al pueblo, a vuestra izquierda veréis un aparcamiento con diferentes alturas, la mejor opción es dejar el coche allí y seguir vuestro camino a pie. Desde el aparcamiento hasta el pueblo hay unos cinco minutos andando, por lo que es la mejor y única opción.
Una vez dentro del pueblo, la mejor forma de visitarlo es seguir su paseo marítimo, primero nos encontraremos rodeados de pescadores que vienen de realizar la faena diaria, bonita estampa en un día soleado y con el adriático de telón de fondo. Si seguimos paseando por aquí llegaremos a un lugar de piedra con unas escaleras que la gente usa para bañarse, como si de una piscina se tratase la gente llega a las escaleras, baja y por ellas y ya esta bañándose en el mar. La verdad es que para gente como yo que no somos muy amantes de la arena de la playa es un buen método para darse un buen baño en el mar.
Llegará un momento que se acabará el paseo y tendremos que subir unas escaleras para llegar a la iglesia de San Jorge. Lo más bonito de todo es el torreón veneciano que tiene y que se encuentra en lo alto del pueblo, desde donde tendremos unas vistas inmejorables de toda la zona. Después de esto deberemos dirigirnos a la parte baja, deambulando por sus estrechas callejuelas. Una vez llegada a la parte baja nos encontramos con la Plaza Tartini. Este es un buen lugar para tomar algo, si es verano y la temperatura acompaña yo os recomiendo un helado en la heladería que se encuentra en una de las esquinas de la plaza. A diferencia de nuestros helados que suelen estar exageradamente congelados, los de esta zona están cremosos y son más agradables al paladar.
Después de un descanso en esta bonita plaza decidimos ponernos en marcha para terminar nuestro viaje. Vamos directamente el aeropuerto de Trieste, que desde aquí hay poco más de una hora. Antes de llegar llenamos el depósito y vamos a la parada de Avis para dejar el coche. Nos lo revisan y nos dan el visto bueno, realizamos el pago y ya estamos listos para buscar nuestro vuelo de vuelta.
Una vez con todo terminado entramos en el aeropuerto y nos comemos unos bocadillos, facturamos las mochilas y nos tiramos en la sala de espera hasta que nos avisen de cual es nuestra puerta de embarque.
Después de estar cinco días recorriendo algunos de los países de la antigua Yugoslavia, de madrugar y de hacer cientos de kilómetros, ya estamos pensando en nuestro próximo destino, no tenemos remedio.
Una vez con todo terminado entramos en el aeropuerto y nos comemos unos bocadillos, facturamos las mochilas y nos tiramos en la sala de espera hasta que nos avisen de cual es nuestra puerta de embarque.
Después de estar cinco días recorriendo algunos de los países de la antigua Yugoslavia, de madrugar y de hacer cientos de kilómetros, ya estamos pensando en nuestro próximo destino, no tenemos remedio.