Día 2
Atenas - Delfos - Meteora
Como siempre hacemos en nuestros viajes por Europa hoy llegaba el día de recoger el coche de alquiler y poner rumbo al norte de Grecia. Después de un copioso desayuno en la terraza del hotel mirando el Acrópolis nos pusimos en marcha ya que para recoger el coche debíamos ir nuevamente al aeropuerto.
La carretera para ir a Delfos está bastante bien, la primera parte es autovía y la segunda carretera de montaña, aunque bien asfaltada y señalizada. La duración del viaje es de unas tres horas por lo que tuvimos tiempo de leer muchas cosas sobre las ruinas que íbamos a ver a continuación.
Delfos.
Debido a la falta de tiempo para preparar el viaje no había podido informarme bien sobre la ciudad antigua de Delfos, por lo que vi cuando llegue al lugar me dejo boquiabierto. Yo esperaba algunas ruinas diseminas por aquí y por allí, en una zona llana plagada de turistas. Sin embargo cuando llegamos en coche al lugar fue completamente diferente.
Rodeados de montañas y construido sobre una de ellas encontramos una ciudad entera escalonada en la propia roca. Para disfrutar bien de la ciudad se necesitan una tres o cuatro horas ya que cada casi piedra tiene una espectacular historia que contar. En este lugar encontrareis desde casas de la gente, monumentos a grandiosas batallas, templos dedicados a los dioses y un estadio olímpico. Sin parar de subir los escalones de la ciudad vas dejando atrás todos los monumentos inimaginable, pero lo mejor está al final del todo. Encima de Delfos, casi en la cima de la montaña encontramos un estadio de juegos griegos. Un lugar donde se celebraban los Juego Piticos, que rivalizaban en grandiosidad con los famosos juegos Olimpicos. Os aseguro que yo no esperaba ver tal cantidad de ruinas y tan bien conservadas, enclavadas en un entorno tan idílico, sin lugar a dudas es una parada más que obligatoria para todo aquel que quiera recorrer la antigua Grecia.
Después de deambular y visitar todos los monumentos que encontramos teníamos que poner rumbo a Kalambaka (Meteora), pero no sin antes degustar una buena comida tradicional griega en el restaurante Souvlakli To Alliotiko.
Como siempre hacemos en nuestros viajes por Europa hoy llegaba el día de recoger el coche de alquiler y poner rumbo al norte de Grecia. Después de un copioso desayuno en la terraza del hotel mirando el Acrópolis nos pusimos en marcha ya que para recoger el coche debíamos ir nuevamente al aeropuerto.
La carretera para ir a Delfos está bastante bien, la primera parte es autovía y la segunda carretera de montaña, aunque bien asfaltada y señalizada. La duración del viaje es de unas tres horas por lo que tuvimos tiempo de leer muchas cosas sobre las ruinas que íbamos a ver a continuación.
Delfos.
Debido a la falta de tiempo para preparar el viaje no había podido informarme bien sobre la ciudad antigua de Delfos, por lo que vi cuando llegue al lugar me dejo boquiabierto. Yo esperaba algunas ruinas diseminas por aquí y por allí, en una zona llana plagada de turistas. Sin embargo cuando llegamos en coche al lugar fue completamente diferente.
Rodeados de montañas y construido sobre una de ellas encontramos una ciudad entera escalonada en la propia roca. Para disfrutar bien de la ciudad se necesitan una tres o cuatro horas ya que cada casi piedra tiene una espectacular historia que contar. En este lugar encontrareis desde casas de la gente, monumentos a grandiosas batallas, templos dedicados a los dioses y un estadio olímpico. Sin parar de subir los escalones de la ciudad vas dejando atrás todos los monumentos inimaginable, pero lo mejor está al final del todo. Encima de Delfos, casi en la cima de la montaña encontramos un estadio de juegos griegos. Un lugar donde se celebraban los Juego Piticos, que rivalizaban en grandiosidad con los famosos juegos Olimpicos. Os aseguro que yo no esperaba ver tal cantidad de ruinas y tan bien conservadas, enclavadas en un entorno tan idílico, sin lugar a dudas es una parada más que obligatoria para todo aquel que quiera recorrer la antigua Grecia.
Después de deambular y visitar todos los monumentos que encontramos teníamos que poner rumbo a Kalambaka (Meteora), pero no sin antes degustar una buena comida tradicional griega en el restaurante Souvlakli To Alliotiko.
Kalambaka.
Una vez saciado nuestro apetito pusimos rumbo a la famosa zona de Meteora. En concreto nosotros decidimos dormir en la población de Kalambaka que es un pequeño pueblo muy turístico a los pies de la zona de los monasterios. El pueblo en sí no tiene nada significativo, pero debido al turismo que recibe sobre todo en los meses de verano, podréis encontrar muchos restaurante y bares donde saborear una buena comida griega o una fresquita cerveza local.
Para llegar hasta aquí desde Delfos hay una carretera de montaña que aunque bien asfaltada está llena de curvas y cambios de rasante. La duración dependerá un poco del tráfico, pero nosotros tardamos unas cuatro horas.
Nuestra base en el pueblo fue una pequeña casa familiar regentada por dos familias, una de humanos que eran los dueños y otra de gatitos que harán las delicias de todos los amantes de los animales. El pequeño hotel se llama Hotel Meteora.
Antes de conciliar el sueño y después de la paliza de coche decidimos darnos un pequeño capricho en un restaurante que nos habían recomendando, por lo que nos dejamos aconsejar y disfrutamos de una cena griega en Taverna to Paramithi.