Día 3
Amsterdam
Para ir de Maastricht a Amsterdam la mejor manera es hacerlo en tren. Hay muchos porque es un recorrido bastante habitual y el tiempo es aproximadamente dos horas y media.
Museo del queso.
Si te gusta el queso tienes obligación de visitar este sabroso museo. Esta por la zona de Anna Frank, por lo que no tendrás que alejarte mucho de tu itinerario. Es una pequeña tienda con dos plantas llenas de queso para comprar y sobre todo para probar. Lo mejor de todo es la cantidad de variedades de queso que hay para probar y después de una buena cata podrás llevarte a casa la cantidad y variedad de quesos que tu quieras.
Para ir de Maastricht a Amsterdam la mejor manera es hacerlo en tren. Hay muchos porque es un recorrido bastante habitual y el tiempo es aproximadamente dos horas y media.
Museo del queso.
Si te gusta el queso tienes obligación de visitar este sabroso museo. Esta por la zona de Anna Frank, por lo que no tendrás que alejarte mucho de tu itinerario. Es una pequeña tienda con dos plantas llenas de queso para comprar y sobre todo para probar. Lo mejor de todo es la cantidad de variedades de queso que hay para probar y después de una buena cata podrás llevarte a casa la cantidad y variedad de quesos que tu quieras.
Casa de Anna Frank.
Esto me pareció un verdadero timo. Primero, tienes que reservar para tener tu hora de entrada y aún así haces una cola kilométrica. Después entras a una casa con cientos de personas y vas en cola uno detrás de otro, simplemente leyendo los carteles que aparecen en las paredes. No hay ningún tipo de ambiente ni explicación de un guía, es sólo una forma de sacar mucho dinero de una manera muy rápida. He estado en otros lugares así que se respeta el ambiente, hay una historia bien contada por un guía y te puedes meter en la piel de lo que cuentan, nada de eso sucede en este lugar. Si no te da tiempo a todo, no pierdas ni un segundo en este lugar.
Plaza Dam.
En el mismo centro de la ciudad es una bonita plaza. Quizás sea más un lugar de paso que un lugar para ver cosas o tomar una cerveza, pero vale la pena no sólo por su ambiente sino también por los edificios que la componen. Algunos de los edificios son el Palacio Real o el Monumento Nacional de Liberación.
Sinagoga Portuguesa.
Es muy famoso el barrio judío de Ámsterdam, por lo que aunque hacía bastante frío decidimos recorrerlo a pie y ver algunos de sus famosos monumentos. Quizás entre todos los monumentos se encuentre la antigua Sinagoga Portuguesa. Es un templo religioso judío que hará las delicias de los más exigentes, sobre todo por su alumbrado, ya que sigue funcionando con velas, como en la antigüedad. Pasar un rato resguardado del frío del invierno holandés puede ser una grata experiencia.
Barrio Rojo.
Para terminar nuestro día en Ámsterdam decidimos ir al Barrio Rojo. Es un barrio lleno de luces rojas que indican los lugares donde hay prostitutas. Se exhiben en escaparates para que el cliente pueda elegir entre una y otra. Personalmente no me parece nada interesante de ver. Nosotros fuimos a media tarde y estaba llena de turistas, pero pasamos más tarde de camino al tren y el ambiente era bastante diferente y raro. Algo curioso pero sin mayor pretensión.
Antes de volvernos en tren a Maastricht decidimos cenar en un restaurante tibetano, Tibettanse Restaurant para degustar una comida diferente y que no es fácil encontrar en España. La verdad es que no estuvo nada mal, pero tampoco nos pareció una delicia de comida. Se puede ir por curiosidad, pero tenía pinta de estar bastante occidentalizado.